“No tengo las condiciones de Bill Clinton…”
Por Alberto Ferrari
Carlos Alberto Reutemann quizás nunca llegue a presentar su candidatura presidencial y no solo por cuestiones políticas. Según parece, las amenazas que cíclicamente lanza su ex esposa Mimicha desde Montecarlo apuntan a revelar algún fraude que el senador nacional habría cometido durante el trámite de divorcio, que duró casi 25 años. Y como el que calla otorga… el silencio indicaría que algo turbio conoce aquella mujer que lo acompañó por los circuitos de fórmula Uno durante una década.
La hipótesis de que Reutemann teme que su ex mujer revele algo vinculado con su fortuna depositada en un banco de Ginebra desde la década del 80, es abonada por el periodista Gabriel Pandolfo en su autografía no autorizada del ex gobernador de Santa Fe titulada “Ser o no ser”, título apropiado para su personalidad.
El divorcio entre Reutemann y su ex esposa, Maria Bobbio, “Mímicha”, se concretó recién en 2005 pero en realidad duró 23 años, pues la separación de hecho comenzó en 1982 cuando el actual senador nacional argentino regresó al país al término de su campaña deportiva y dejó a su mujer y sus hijas en un departamento de La Recoleta y se marchó a su campo santafesino, donde se dedicó a la producción agropecuaria.
“Cuando se casaron no tenían ‘ni una esterlina', pero Reutemann hizo una fortuna, muy bien guardada en un banco de Ginebra. No se ponían de acuerdo en la división de bienes. Mímicha dice haber cedido en la discusión” pero ahora “le reclama una deuda por cierto fraude que se habría cometido durante la división de bienes”, señala el periodista uruguayo Gabriel Pandolfo.
Pandolfo asegura que “ella no tiene pruebas (del supuesto fraude) pero tiene lengua” y por eso las recientes amenazas contra su ex marido a través su sitio digital www.mimichabobbio.blogspot.com.
Mímicha, desde Montecarlo donde reside, advirtió “al senador (Reutemann) y sus seguidores” que no aceptaba “más este juego inadmisible y solapado en el cual me veo envuelta” y “si esto no finaliza, me encargaré de contar la verdad, la cual por pudor y respeto, he sabido callar”.
La crisis matrimonial, revela el ensayo, comenzó en febrero de 1980, cuando la muerte del padre de Mimicha los sorprendió durante el Gran Premio de Sudáfrica y debió regresar sola a Buenos Aires porque para Reutemann “la muerte del padre de su mujer no significaba nada”.
Pandolfo asegura que al regresar al país con una crisis matrimonial a cuestas, Mímicha sufrió un brote sicótico, debió ser internada y cayó en la farmacodependencia. Sus hijas la acompañaron en esa etapa de su vida y al mismo tiempo se volvieron distantes y resentidas con su padre.
Reutemann recién recompuso su relación con una de sus hijas, Cora, luego de años de frialdad y saludos casi forzados para los aniversarios, cuando ella contrajo matrimonio y debió recurrir a su padre para formalizar el casamiento religioso.
El ensayo de Pandolfo –editado por Sudamericana- destaca también la influencia que ejerce sobre el ex corredor de Fórmula Uno su actual esposa, Verónica Ghío, veinte años menor, con la que ya convivía antes del divorcio de Mimicha y con quien se casó apenas consiguió la separación legal.
Reutemann asegura que Verónica es la mujer “más buena que conocí”. Sus colaboradores en el Senado aseguran que es a la persona que “hoy escucha más que a nadie” y que se ha convertido hasta en su operadora política. Recientemente ambos fueron fotografiados en una playa de Miami de vacaciones.
“A este hombre que aprendió a hablar inglés, francés e italiano en la calle, no se le conocen vicios, salvo la oncofagia: se come las uñas”, afirma el autor, recordando que como político admitió que “no es un genio, ni un estratega ni un estadista”.
“No tengo las condiciones de Bill Clinton ni de Helmut Kohl ni de Gianni Agnelli, por mencionar personas que he admirado”, ha reconocido Reutemann, quien, a modo de autobiografía suele mencionar que “mi ambición era correr en la Fórmula Uno y llegué a hacerlo. Me metí en los mejores equipos y gané muchas carreras, pese a que los argentinos dicen que siempre llegué segundo y salí con vida del negocio. Estoy contento”.
Ahora, la incógnita es si se lanzará a la presidencia, bajo el acecho –además de los misteriosos mensajes de Mímicha- de sendas causas judiciales por los nueve muertos durante la represión de fines de 2001 en su provincia y por las inundaciones de 2003 en la ciudad de Santa Fe que generaron un saldo de más de 150 mil evacuados y por lo menos 23 muertos, que podrían ser reabiertas por algún juez molesto.
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