miércoles, 18 de agosto de 2010

¿Más cárceles? ¿Más policía?

EE.UU.: fracasó la mano dura de Giuliani


El encarcelamiento masivo de jóvenes, más una política de “tolerancia cero” dentro de un contexto de apartheid urbano no sirvieron para frenar la denominada “inseguridad”. Puedecolaborar publica este diálogo con el antropólogo y médico comunitario norteamericano Philippe Bourgois quien denunció que la mano dura deja peores secuelas sociales de las que pretende erradicar. ¿Mano dura o fuertes inversiones en salud y educación?


Por Alberto Ferrari

La política de "Tolerancia Cero" o "mano dura" aplicada en Estados Unidos contra el delito por el ex alcalde Rudolph Giuliani, entre 1993 y 2001, ha resultado "idiota, onerosa e ineficiente", sostuvo el antropólogo estadounidense Philippe Bourgois, para quien resulta “incomprensible” que todavía sectores neoliberales la promocionen como una solución a la inseguridad en América Latina.

"La política de Tolerancia Cero tuvo éxito mediático, pero en la práctica fue un fracaso y actualmente en Nueva York la droga es más barata y se consigue en cualquier lado".

"Es decir, el mercado de la droga se ha mejorado desde entonces y me llama la atención que se promocionen como un éxito resultados tan nulos con gastos tan altos, pues Giuliani tuvo que incorporar cuatro mil policías”, explicó.

Bourgois, antropólogo y médico comunitario, vivió durante cinco años con la comunidad puertorriqueña de East Harlem de Nueva York cuando comenzaba la epidemia de crack y ahora realiza un estudio similar en Filadelfia.

Durante su visita a Buenos Aires por segunda vez, para participar de un congreso internacional de antropología presentó su ensayo “En busca de respeto-Vendiendo crack en Harlem” y explicó que las secuelas de la “Tolerancia Cero” se esparcieron por América Latina porque provocó “un aumento artificial de las drogas, incrementó las ganancias del narcotráfico y generó las condiciones para que el crack dejara sus huellas en los rincones más alejados del continente”.

En vez de copiar las políticas de “mano dura” que promocionan los neoliberales, “los países de América Latina deberían examinar de cerca los efectos del modelo de desarrollo impulsado por Estados Unidos en la isla de Puerto Rico” que es su Estado asociado, propuso.

Buorgois afirmó que el presidente Barack Obama ha intentado mejorar la situación de las poblaciones afroamericanas y latinas, pero se encuentra con la resistencia de su propio partido, volcado al centro derecha en la última década.

"Obama representa al centro izquierda pero gran parte de los demócratas se volcó al centro derecha durante el gobierno de George Bush y por eso no pudo hacer la reforma de salud que hubiese deseado. La reforma de salud aprobada en el Congreso es un avance, pero todavía veinte millones de personas carecen de seguro de salud", explicó.

También a causa de la política de “mano dura” en la ciudad de San Francisco –donde nació- surgieron "las pandillas organizadas debido a la encarcelación masiva, pues jóvenes y pequeños vendedores entraban a la cárcel, donde se perfeccionaron con profesionales del tráfico de drogas antes de volver a las calles”.

Buorgois explicó que "el neoliberalismo punitivo de la 'Tolerancia Cero' no fue exclusivo de Giuliani, porque los gobiernos de Bush (padre e hijo) y también de Bill Clinton adoptaron leyes que sostienen la exclusión".

"Por ejemplo, fue el ministro de Vivienda del presidente Clinton quien aprobó el desalojo de las familias, incluso si había ancianos, de las viviendas públicas, si alguno de sus miembros tenía o vendía drogas, con el agravante que esas viviendas siempre están en guettos que nosotros conocemos como barrios "inner city", agregó.

“Muchos ancianos terminaron en la calle por permitir que sus nietos durmieran en un sofá, porque desconocían que se dedicaban al tráfico”, explicó sobre esta resolución de la época de Clinton, que no todos los Estados norteamericanos se animaron a aplicar en su extrema dureza, aclaró.

El antropólogo realiza actualmente un estudio de la comunidad puertorriqueña de Filadelfia, donde fue arrestado y golpeado por la policía a fines de 2008 mientras realizaba una entrevista con traficantes en la calle. Lo detuvieron 18 horas y le rompieron algunas costillas, aunque después le ganó un juicio al Estado.

Filadelfia es aún más violenta que Nueva York y en 2006 tuvo el mayor índice de asesinatos de Estados Unidos, factor que vincula a que "también tiene el índice de población bajo el nivel de pobreza más alto entre las ciudades estadounidenses de más de un millón de habitantes" que asciende al 58 por ciento entre los latinos y los negros.

"Esa ciudad fue uno de los centro industriales de Estados Unidos pero la perjudicó la globalización y ahora los jóvenes venden drogas a la sombra de las fábricas abandonadas que ocupaban dos o tres cuadras, porque es la única forma de subsistencia", señaló.

Bourgois calificó de "escandaloso" que el Ejército de Estados Unidos borrara el prontuario criminal de miles de estadounidenses pobres para que se incorporaran a las tropas que invadieron Irak en 2003.

"Muchas personas pudieron cambiar sus condenas por el reclutamiento pero llegó un momento en que el Ejército tenía un record de soldados con historial criminal y estalló el escándalo a causa de publicaciones periodísticas y debieron anular el beneficio", detalló Bourgois.

Para el antropólogo el Ejército de su país "es la única opción que tienen los jóvenes marginados para superarse porque es el único sector en que el Estado invierte dinero. El plan de alfabetización más importante de Estados Unidos está dentro de las Fuerzas Armadas y fue necesario implementarlo para que los reclutas pudieran leer las instrucciones".

La discriminación de los barrios pobres que califica de "apartheid urbano" no ha cambiado con Obama, señaló Bourgois, aunque la gestión del actual presidente "coincidió con la crisis y no hay inversiones sociales".

"El presidente Obama ha tratado de cambiar el discurso y propone tratar a los adictos con programas de salud en vez de criminalizarlos, pero carece de financiamiento", afirmó.

La marginación de las comunidades latinas y afroamericanas, la ausencia de centros de salud y las escuelas abarrotadas para los pobres, no figura en la agenda política de su país porque “la clase media anglosajona ha invisibilizado a los jóvenes sin trabajo, se culpa a las familias que se volvieran adictos o se buscan excusas como decir que es un problema estructural”.

Durante su campaña electoral Obama habló de políticas para “main street” (calle central de las ciudades) en donde se visualizan los jóvenes, en vez de “Wall Street”, pero no ha podido generar un trabajo legal, sin discriminar y sin criminalizar, para esos jóvenes pobres y su discurso todavía no funciona en esos barrios marginales”, completó.

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