Polémica
Por Pablo Caruso
El gobierno de Macri, que no es sólo Macri, tiene ese no se qué. De repente se carga encima todas las razones para que incluso el más escéptico vecino observador, que por supuesto ha pagado religiosamente sus impuestos, termine diciendo “¡Nah! si estos tipos son una manga de tarambanas”.
Justamente para paliar este despecho de su propio votante empedernido, es que recurren, y me refiero al macrismo que no es sólo Macri, a viejas recetas efectistas que juntan al rebaño por el espanto.
Sin temblores más que los de los derrumbes de techos o construcciones, Esteban Bullrich, que es macrista pero no se reduce sólo a Macri, apeló a la figura del piquetero para intentar poner a la opinión vecinal del lado de su gestión.
Dijo Bullrich respecto del reclamo estudiantil: “Cuando la presidenta fomenta esto, está generando un futuro de piqueteros, y yo no quiero piqueteros que salgan de las escuelas. Quiero arquitectos, ingenieros, pintores y poetas. No quiero piqueteros que salgan de las escuelas. A la Argentina del piquete no le fue bien”.
Ajá. Toda una lección del licenciado en educación.
Ah, acá me dicen que no, que es licenciado en sistemas. ¿Sobrino segundo de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón me decís? Bien. ¿Y porqué es ministro de educación? Ah, porqué es político, claro. ¿Pero no dice él que hacer política está mal? ¿Eh? Ah, se lo dice a los pibes, pero él puede ser ministro de un área que no juna. Ok. Perdón.
Bien sabido es que el bien y el mal son conceptos bastante… bastante coyunturales digamos. O sea, si la cacerola o la tranquera cortan la calle, aparece como un justo reclamo de la sociedad. Si son negros y negras, o negritos y negritas, todos muertos de hambre, salen en la sección “Estado del tránsito” de los noticieros y son una amenaza a las libertades civiles.
No por obvio deja de ser válido recordar que los primeros promotores de la Argentina del piquete, tal como la llamó este pichón de gorila sistemáticamente licenciado, son aquellos bien pensados dueños de los negocios del hambre, que en los 90 tuvieron su festín y que dejaron un tendal de excluidos ex profeso para que laven los platos.
La estigmatización del que de verdad es víctima de este sistema angurriento, violento y hostil se utiliza ahora para denigrar la pelea de los pibes en pro (¡cuac!) de tener una educación digna. Si van primero al Canada School y después en la UADE se reciben de ingenieros o licenciados en sistema, son nuestros jóvenes que garantizan el futuro del país. Si va al Acosta y después a la UBA, seguro se recibe de piquetero y nos caga la vida interrumpiendo la posibilidad de los primero de llegar a la empresa que nos garantiza el futuro del país.
Tan sencillo que da bronca que no se den cuenta viejo.
Dice Gabriela Michetti, ya asumiendo su forzado rol de campaña, que los estudiantes deberían hacer como ella y su generación de compañeritos. Que en vez de protestar iban a la escuela a arreglarla ellos mismos. Buena lección política. Además de estudiar relojeando la mampostería, en las horas libres a legitimar la desaparición del Estado como garante del derecho a la educación.
¡No! si se ve que lo llevan en la sangre eso de militar. Claro, lo que pasa es que, como bien dijo Mauricio, el kirchnerismo intoxicó la política. Es cierto. La llenó de economía, de historia, de cultura y medios.
No se si viene a cuento, pero personalmente me molesta que se diga que es el kirchenrismo el que recuperó la política. Más bien estoy convencido de que recogieron el guante de lo que la ciudadanía reclamó en la calle desde fines del siglo XX. Y esa lectura tiene muchísimo mérito, claro que sí. Tengo preguntas que el kirchenrismo todavía no me ha contestado, pero si algo ha hecho este gobierno es recuperar la intención política de la gente. En la mesa familiar se habla de política aunque no nos demos cuenta. Entre amigos, no tarda en llegar el comentario que algunos comparten con otros y hace calentar. Y Clarín se podrá seguir leyendo, pero no de la misma manera. Y a algunos hombres y mujeres de traje les fuimos corriendo la cortina que les daba sombras para esconderse.
En el fondo tal vez haya algo que debiera hacernos contentos. No debe faltar mucho para que el que no sienta la política en el cuerpo, el que no comprenda que se necesita mucho más que una licenciatura en sistemas para ejercitarla, se va a ir autoexcluyendo del juego. Demasiado quilombo a fin de cuentas esto de asumir responsabilidades públicas, y tener que pedirle a un publicista que me esconda detrás de una frase de laboratorio el odio por la igualdad, la política de la juventud y los negros cortando calles.
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