lunes, 6 de septiembre de 2010

De Yabrán a Magnetto: la hora de dar la cara

Los hombres detrás de las cortinas
 
Polemica

Por Pablo Caruso


Se van uniendo los puntos, trazando las figuras de una complicidad que podía suponerse lógica y necesaria de acuerdo al cuadro de ganadores y perdedores en la historia entera de nuestra América.

Tantas veces denunciado a boca suelta, el rol de las corporaciones en el terrorismo de Estado empieza a tener contratos firmados que descubren a los hombres detrás de las cortinas.

Magnetto, Mitre y Peralta Ramos orientaban la tortura interrogatoria de un secuestrado para que firme su propia estafa, sea con tinta, sangre o saliva. La banca privada, por ahora los internacionales Citicorp y Bank of América, financiaban el aparato represor, a sabiendas de los crímenes que cometía y de que el propio gobierno de los Estados Unidos, gran promotor de nuestra tragedia moderna, había vetado los préstamos a gobiernos que violaran los derechos humanos.
Todos juntos estructuraban la seguridad jurídica que hoy les quieren birlar.

Los hombres detrás de las cortinas; el poder por encima de las instituciones. Desestabilizando, inventando amigos y enemigos, armando una agenda de problemas y vendiendo las soluciones. Prestando plata y generando deuda, usufructuando una crisis propiciada para comprar a chauchas la competencia, o golpeando la puerta de los cuarteles para afanarle al torturado. Reemplazando educación por entretenimiento, guionando la inquietud, manipulando la bronca, hasta que nosotros mismos pedimos, rogamos, que algún lobo nos cuide el gallinero.  

Enfrente del country, detrás de la muralla, viven 7 en una literal caja de madera. Tres catres para 3 adolescentes y dos chiquitos. Mamá. Y Papá de vez en cuando. Piso de tierra, lluvia de días que moja la ropa y los colchones. Y Ratazzi. Y Biolcati. Y Hadad. Y Magnetto. Y la reputa madre que los parió. Hijos de puta.

Pero también llegan al barro estudiantes que recuperan la política, y profesionales que recuerdan y honran la esencia de sus oficios. Que devuelven a la comunidad su formación pública. Y hay organizaciones que organizan, y movimientos que mueven.

De todos estos también hay, y son el terror de los hombres que habitan detrás de las cortinas, a los que de a poco les vamos viendo los zapatos sobresaliendo por debajo del telón. Todos, unos y otros, van perdiendo la invisibilidad.

No es tiempo de largos festejos, sino más bien de preguntar / preguntarse / preguntarnos quiénes quedan todavía por descubrir. Qué corporaciones marcan hoy la agenda del día. El tiempo verbal no es pasado, cuando nos toca relatar el espíritu de época.

En un rincón oscuro sigue habiendo siluetas siniestras amando el poder; en pleno día, con lluvia o sol, estamos nosotros pudiendo el amor.

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