Ilustración de "El viejo vizcacha"
Por Franco Spinetta
Elogio a la crispaciónEl denominado grupo A, radicales, peronistas disidentes, lilitos, socialistas y ¿pinistas?, Los “Opositores”, han desnudado su estrategia: empujar al Gobierno al campo de la confrontación y la pelea cuerpo a cuerpo.
Esto quedó evidenciado la semana pasada, en la polémica votación por el Impuesto al Cheque. Los “Opositores”, que se rasgaban las vestiduras por su supuesta constitucionalidad, gambetearon la ley y llevaron la discusión a un plano donde es necesario hilar muy fino: ¿quién puede explicar concretamente, sin caer en tecnicismos, la diferencia entre derogar y modificar?
Pero el motivo de esta nota, no es comentar la votación del Senado, sino rever la intencionalidad política del arco opositor.
La auténtica contradicción de esta democracia es que la oposición, en tanto tal, se opone, socava y horada el poder de turno para convertirse en Gobierno. Eso, tratándose de una oposición irresponsable, por supuesto.
Esta oposición no propone, no se convierte en alternativa. Es sólo anti K, con lo cual cabe la pregunta de quién aplica la lógica amigo-enemigo. ¿Hay algo menos identitario que ser anti? El anti es un conglomerado de falsas posturas. Federico Pinedo, diputado Pro, reconoció que Kirchner hizo algo bueno: los unió a todos en su contra. ¿Es seria esta mirada de la realidad?
Hoy, Los Opositores, quieren empujar al Gobierno a tomar decisiones que no caerían bien en la opinión pública. Que no dan quórum, que no quieren tratar las leyes, que atacan a Julio Cobos, que la Presidente va a vetar las leyes que no le gustan por pura maldad, que no escuchan, que no debaten. Esta es su única estrategia, desprestigiar y anular la discusión.
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