Por Rubén Levenberg
El primer paso fue de La Nación, que en su edición online tituló que Alemania había desnudado las falencias de la Argentina, en un juego de palabras con doble sentido: Parece que la goleada en el fútbol tenía algo que ver con algo que se hace mal en la Argentina y con algo que se hace bien en Alemania. ¿Ajustar y presionar a Grecia y España para que echen empleados, bajen sueldos y aumenten la edad jubilatoria? Tal vez, viniendo del diario de los Mitre, que sigue homenajeando a Martínez de Hoz con el mismo afecto que la Sociedad Rural.
El lunes fue la apoteosis del partido periodístico opositor (PPO). Un neoliberal políticamente correcto, como Nelson Castro, no pudo evitar en Perfil la tentación de usar la derrota del seleccionado para pegarle al Gobierno nacional. En el mismo diario, Edy Zunino, parece no ponerse colorado al escribir con poco disimulo que con la derrota de la selección de fútbol se anuncia la caída del kirchnerismo en el Gobierno, en una metáfora que se parece más a una expresión de deseos que a un análisis político. Con el mismo criterio podríamos pensar que el triunfo de Alemania implica el triunfo del ajuste mundial, de los recortes salariales, del aumento de la edad de las jubilaciones, de los despidos y el retiro del Estado de la protección social. ¿Había en juego semejantes decisiones? De haberlo sabido, hubiésemos ido todos a alentar a la selección argentina.
Mientras Clarín volvía a su realidad con titulares que hablan de moto chorros y de embajadas paralelas en Venezuela, La Nación contribuyó hoy lunes a agriar el desayuno de los lectores con una nota de Jorge Rosales en la cual explica que el mundial venía disfrazando la corrupción y que ahora todo saldría a la luz. El apocalipsis se viene y los valientes dirigentes de la oposición serán quienes salven a los buenos y creyentes.
El aparato conjunto de los principales diarios argentinos, las radios y los canales de TV se han puesto en marcha para identificar a una selección de fútbol con un Gobierno y augurar una derrota por goleada frente a la oposición, a pocos días del aniversario de la derrota electoral del oficialismo, que, según los mismos sesudos analistas, llevaría en pocos meses a la renuncia de la Presidenta.
El lunes fue la apoteosis del partido periodístico opositor (PPO). Un neoliberal políticamente correcto, como Nelson Castro, no pudo evitar en Perfil la tentación de usar la derrota del seleccionado para pegarle al Gobierno nacional. En el mismo diario, Edy Zunino, parece no ponerse colorado al escribir con poco disimulo que con la derrota de la selección de fútbol se anuncia la caída del kirchnerismo en el Gobierno, en una metáfora que se parece más a una expresión de deseos que a un análisis político. Con el mismo criterio podríamos pensar que el triunfo de Alemania implica el triunfo del ajuste mundial, de los recortes salariales, del aumento de la edad de las jubilaciones, de los despidos y el retiro del Estado de la protección social. ¿Había en juego semejantes decisiones? De haberlo sabido, hubiésemos ido todos a alentar a la selección argentina.
Mientras Clarín volvía a su realidad con titulares que hablan de moto chorros y de embajadas paralelas en Venezuela, La Nación contribuyó hoy lunes a agriar el desayuno de los lectores con una nota de Jorge Rosales en la cual explica que el mundial venía disfrazando la corrupción y que ahora todo saldría a la luz. El apocalipsis se viene y los valientes dirigentes de la oposición serán quienes salven a los buenos y creyentes.
El aparato conjunto de los principales diarios argentinos, las radios y los canales de TV se han puesto en marcha para identificar a una selección de fútbol con un Gobierno y augurar una derrota por goleada frente a la oposición, a pocos días del aniversario de la derrota electoral del oficialismo, que, según los mismos sesudos analistas, llevaría en pocos meses a la renuncia de la Presidenta.
Todo muy lindo con los presagios, solo que los estos pronosticadores "periodísticos" y la comparsa opositora que los sirve, se olvidan de un pequeño detalle, ninguno de ellos es alemán ni, menos, se destacan por su eficiencia, creatividad, organización, etc., etc.
ResponderEliminarSólo la mala leche de palurdos conocidos y repetidos.
Yo creo que, a fin de asegurarnos un buen desempeño en el próximo mundial, habría que ir cambiando el modelo económico. No hay tiempo que perder.
ResponderEliminarparece que las miles de personas que estuvieron en el arribo de la seleccion por suerte no ven ni leen ni escuchan a los medios de comunicación.
ResponderEliminarMe parece que 678 utiliza un mecanismo similar al que se denuncia en la nota. Así como Nelson Castro usa la derrota deportiva para pegarle al gobierno, 678 utilizó la victoria para darle crédito al gobierno como si ambos (el gobierno y la selección) estuviesen unidos ideológica y políticamente, como si los intereses y los fines fuesen los mismos. Queda claro esto con el tan pregonado "se juega como se vive" que impulsaron desde 678.
ResponderEliminarTodos intentan apropiarse del éxito de la selección, y cuando este éxito no llega (como la mayoría de las veces, está claro que no vivimos en el éxito) intentan utilizar el fracaso en favor de sus propios intereses.