¿Recomendada por la CIA y el Mossad?
Por Franco Spinetta
Los cadetes de la Policía Metropolitana que cursan sus estudios en el Instituto de Seguridad Pública porteña deben someterse a un régimen militar y antidemocrático, según un informe del Observatorio de Derechos Humanos.
Férreo control sobre la privacidad, individualización a partir de un número y un sistema de coacción que incluye reportes de las relaciones sentimentales o cuando los cadetes van al baño son algunos de los puntos del reglamento que el Observatorio indica como propios de un "museo de ejércitos del siglo XVIII". De esta manera, se estaría edificando una "policía antidemocrática, autoritaria, verticalista y totalmente alejada de la comunidad, sustentada en principios propios de fuerzas militares que en nada se condicen con un cuerpo de seguridad pensado para actuar en la Ciudad de Buenos Aires", indica el mismo informe.
El reglamento sobre el cual se basa el estudio del Oddhh fue publicado en el Boletín Oficial 3.436, el 8 de junio. Quien aprueba el documento es Miguel del Castillo, rector del Instituto de Seguridad Pública. Todo con el aval del jefe de Gobierno, Mauricio Macri.
Algunas de las cuestiones que despertaron preocupación tienen que ver con el estricto régimen que rige sobre los cadetes. "No pueden sentarse ni acostarse en los dormitorios fuera del horario establecido; pueden ser sancionados por tener el pelo largo o por presentar recursos colectivos; no cultivarán amistad con personas de mala reputación o moralidad dudosa", señala el informe. Además, los cadetes deben poner en conocimiento del oficial jefe toda relación sentimental, disposición que "viola flagrantemente derechos constitucionales como la libertad e intimidad".
Desde el Ministerio de Seguridad, comandado por Guillermo Montenegro, respondieron a las acusaciones hechas por el Observatorio. "El reglamento al que se hace referencia es bien de este siglo, debido a los institutos legales que incorpora, y uno de los más avanzados para academias de formación policial, ya que no tiene calabozos, ni tiene prevista la aplicación de sanciones físicas", apunta un e-mail de prensa oficial.
En la misma contestación, se justifica algunos de los aspectos. La más llamativa tiene que ver con la necesidad de informar acerca de las relaciones sentimentales. Según el Ministerio, el Instituto de Seguridad Pública es el único que acepta cadetes casados y con hijos. Y aclaran que "es cierto que deben avisar (muchas empresas privadas también lo exigen), pero es sólo para garantizar un mejor desempeño en sus actividades". "El resto de las condiciones (comportamientos públicos o en dormitorios) sólo tienen por objeto preservar cierto decoro", agregan.
Para el Observatorio, estas cuestiones "refuerzan la concepción de espíritu de cuerpo, obediencia debida y militarización". Además, señalan que este reglamento viola las leyes de Seguridad Pública 2.894 y 2.895, las cuales prevén una formación basada en el contenido legal y jurisprudencial que respete ordenamiento jurídico vigente. "Un estricto control sobre conductas irrelevantes como el sueño, ir al baño o comer, fomenta un individuo dependiente, temeroso, inseguro y con dificultades para ser autosuficiente y autónomo", sintetiza el Oddhh.
Legisladores de la oposición repudiaron el entrenamiento que reciben los aspirantes. "Apelar a mecanismos de disciplina, rigor y subordinación tan fuertes en una policía que debe practicar la proximidad con el vecino es seguir errando en materia de seguridad", señaló el diputado de Encuentro por la Victoria, Roberto "Tito" Nenna. Juan Pablo Arenaza, de la Coalición Cívica, aseguró que la "construcción de una fuerza moderna no tiene absolutamente nada que ver con esto". "Hay cuestiones que son absurdas, que ni siquiera en el Código Militar existen", agregó. Los dos legisladores coincidieron en que se trata de un "claro retroceso" y también de una "profundización de los métodos represivos". (revista Z)
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