martes, 4 de mayo de 2010

Halperín, Cox y Escudé bajo la censura.



Por Gerardo Yomal

Cuando le levantaron el programa en radio Mitre a Jorge Halperín y Carlos Barragán, la “gran prensa” no dijo nada. Y el periodista en cuestión había sído muy claro: lo sacaron “por razones ideológicas”.

Cuando Nelson Castro tuvo un cortocircuito con los nuevos dueños de Radio del Plata fue un escándalo nacional e internacional. ADEPA y la SIP pusieron el grito en el cielo. La cancelación del contrato del periodista le venía como anillo al dedo al stablishment político-mediático para fustigar al gobierno nacional.

Era un tiempo donde por ejemplo algunas editoriales tenían bien claro que lo que vendía en ese momento eran ensayos periodísticos que denunciaran al gobierno. “Si tenés algo contra el kirchnerismo hacémelo saber…” decían claramente varios editores cuando había periodistas que ofrecían libros.

El negocio era pegarle al oficialismo. Y además tenía que ver con que muchos ya le habían decretado la muerte política definitiva.

En ese contexto la salida de Nelson Castro fue un acto de censura de “empresarios ligados al gobierno” mientras que la de Jorge Halperín era un avatar más entre un empleado y una empresa “independiente”.

Y a proposito de diferentes varas con que se miden a los periodistas hace unos meses dialogué con el periodista británico Robert Cox, que dirigió el diario en inglés Buenos Aires Herald durante la dictadura militar. Hombre de prosapia liberal, tenía diálogo con los militares en el ‘76 y apoyaba a Martínez de Hoz. Sin embargo, en lo que respecta a los derechos humanos, les abrió el juego en forma valiente a las Madres de Plaza de Mayo y demás familiares de desaparecidos cuando la mayoría de los medios les cerraba las puertas. Paradójicamente o no tanto, Cox me confesó que en la actualidad el diario La Nación que acusa al kirchnerismo de ser una dictadura “hoy me tiene censurado”. Seguramente tendrá que ver con este tipo de declaraciones: “yo necesito leer Página/12, porque La Nación describe un país y una ciudad que yo no puedo ver ni reconocer. Y en eso, La Nación actúa como bajo la dictadura. En aquel momento, ignoraba lo que pasaba y ahora también.”

También el pintoresco Carlos Escudé que en su momento adhirió a “las relaciones carnales” de Menem y Di Tella hoy se ha vuelto mala palabra en el Diario de los Mitre. La cuestión es que para la línea del diario, Escudé giró “a la izquierda” y tiene posturas de apoyo al actual gobierno. Por eso sus columnas en dicho diario no aparecen o cada vez son más espaciadas.

Si la mayoría de las empresas periodísticas no dijo nada sobre la “censura” a Halperín, quién se va a fijar en Cox o en Escudé. Nadie.

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