Por Gerardo Yomal

¿Qué hicimos durante la guerra de Malvinas? ¿En qué medida nos dejamos llevar de las narices por una dictadura militar detrás de una causa justa? ¿Cómo no vimos la improvisación y la aventura de una conducción militar que estaba más preparada para castigar y estaquear soldados que para enfrentarse a Inglaterra, EEUU y la Nato? ¿En serio nos creímos que íbamos ganando? ¿Cómo es posible que una parte del pueblo argentino el 30 de marzo del 82 enfrentó en las calles a la dictadura militar y dos días después terminó de alguna manera convalidando a Galtieri? ¿Cómo se creyó en quienes vendieron la soberanía nacional podían convertirse de la noche a la mañana en antiimperialistas?
¿Cómo caímos prácticamente en una unanimidad de pensamiento donde no había ni matices ni grandes diferencias en relación al conflicto?
El discurso de la presidenta sobre Malvinas tiene la cualidad de hacernos disparar ideas, recuerdos, preguntas a propósito de la aventura de la dictadura militar en Malvinas y cómo nos comportamos como pueblo.
El costo de la guerra en vidas humanas fue terrible: y la historia se repite en forma de tragedia. Los pobres, los morochos y los jóvenes, en su gran mayoría, otra vez entregaron su vida.
Ojalá nos sirva de experiencia y nunca más nos dejemos llevar de las narices, mucho menos por una dictadura militar. Ojalá sepamos parar la pelota cuando corresponda. Ojalá no nos comamos cualquier cosa.
Cristina Fernández, con sus palabras, despertó la necesidad de un debate que nos llevará muchos años poder transitar.
Sí es seguro que lo debemos transitar. Es necesario hacerse cargo y conocer a fondo un momento fundamental de la historia de nuestro pueblo del cual fuimos parte y actores.