Por Gerardo Yomal
Cuando murió Néstor Kirchner algunos como Rosendo Fraga ensayaron la hipótesis de que Cristina Fernández era una especie de Isabelita. Habían hablado tanto del “doble comando”, del “matrimonio presidencial” que siguiendo esa lógica, si caía uno, caía el otro automáticamente. Era una expresión de deseos más que una realidad.
La presidenta ante la muerte de su marido no dejó vacante el Poder Ejecutivo ni un segundo y estuvo firme en el poder en un ciento por ciento.
Cuando ayer se conoció la noticia de su cáncer, en distintos sectores de la población se produjo una sensación de estupor. Y acá se reitera la historia en forma positiva: Cristina Fernández no se baja del caballo, no se baja del mandato popular y todo indica que contra viento y marea, temas políticos, temas personales mediante, terminará su mandato en el 2015.
La presidenta no es un hueso fácil de roer y viene enfrentando estos años con presiones de todo tipo. Pero queda muy clara su vocación y responsabilidad política y militante, cueste lo que cueste.
Todo hace suponer que saldrá perfecta de este trance de salud y continuará normalmente su mandato. En buena hora.
Comparar a Cristina Fernandez con Maria Estela Martinez no dice nada acerca de la presidenta pero dice mucho acerca de Rosendo Fraga.
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