jueves, 27 de mayo de 2010

Bicentenario: llegaron las "soldadas de la yegua"

Por Teodoro Boot

Como Serra, lo vi por televisión porque llegué a Buenos Aires hace nomás un rato. Hablé sí con algunos amigos que estuvieron en la 9 de julio cada uno en distintos momentos que los otros, y todos coincidieron en el asombro y la emoción. Ninguno, ni el que ya el sábado especuló con que este festejo era un punto de inflexión entre el gobierno y al menos la gente de la ciudad de Buenos Aires, le adjudicó al hecho connotaciones estrictamente políticas. Pero las tiene y en mi opinión es un triunfo rotundísimo del gobierno... pero ¿contra quién?

Y acá me parece que está el punto, en el patetismo de los dirigentes políticos no oficialistas (porque eso de "oposición" es una creación mediática), incapaces de pensar y actuar por sí mismos: todos se dejaron llevar (una vez más y van...) por Clarín y quedaron culo al norte: desde el primer momento todos apostaron al fracaso de los festejos, y es tanta la influencia de los medios que varios de los que estuvieron en la cocina, en la auténtica organización de los festejos, en los días previos acudieron a los dirigentes gremiales pidiendo que movilizaran, lo que desconcertó a más de un gremialista: serán "burócratas" pero están bastante a tono con el sentir de los trabajadores de sus gremios y varios de ellos estaban seguros que al menos los trabajadores de sus gremios irían a los festejos de motu propio, capaz que por esa convicción tan propia de la clase obrera argentina de que las fechas patrias son de todos y no de nadie en particular. Y que, como el 1º de mayo, el 25 se festeja con un asado en familia o si andamos con ganas de complicarnos, con un buen locro. Pero siempre se festeja y con los que uno quiere.

¿Quién dejó alguna vez de festejar (no digo conmemorar, ni celebrar ni honrar: digo festejar) un 25 de mayo? ¿O un primero de mayo?

Los partidos políticos no oficialistas fueron una vez más detrás de Clarín y se jugaron al absoluto fracaso de esto que dejó turulato hasta a los más optimistas de los organizadores. Al segundo día de que más de un palo de tipos boludeara por el centro de Buenos Aires visitando puestos, escuchando recitales y todo eso, los del grupo Clarín se apiolaron de que no podían seguir haciéndose los boludos, dieron un triple salto mortal y particularmente en sus versiones televisivas se sumaron al festejo como si hubieran sido de la primera hora. Y los dirigentes políticos quedaron todos bien en orsai y sin saber en dónde mierda meterse, excepto los que detentan funciones ejecutivas y son gobernantes de algo. Macri, por ejemplo, que se metió en el Colón y en la catedral con Bergoglio. O Rodríguez Saá que organizó su propia fiesta en San Luis y lo bien que hizo...

En ese sentido, una vez más el gobierno triunfó contra nadie, porque en realidad no hay nadie ahí, y eso es algo de lo que cada vez más tipos empiezan a darse cuenta. Y también triunfó contra sí mismo, contra las dos tentaciones propias de cualquier gobierno y muy típicas del kirchnerismo.

Primero: no sobreactuó. Las apariciones de Cristina fueron las indispensables, mínimas y estratégicas. Segundo: no entregaron nada, y eso se vio en los contenidos de todo lo que hicieron, desde la galería de patriotas latinoamericanos (donde lamento nomás la ausencia de Velasco Alvarado) hasta los contenidos del desfile de Fuerza bruta y de la asombrosa proyección en 3D sobre el Cabildo. Y la presencia de Zelaya en el palco y en los lugares de honor es otro ejemplo de lo que quiero decir. Por no mencionar lo que, capaz medio paranoicamente se puede interpretar como distribución de roles: miraba por televisión, en panorámica, y veía a Kirchner junto a Lula, a Cristina junto a Chávez y Correa y a Aníbal con Binner y ahí estaba en acto la estrategia gubernamental.

Me contaba hace minutos un amigo que ayer se cruzó con un grupo de pibitas de 16, 17 años. Iban con una suerte de escudo que decía: "Somos las soldadas de la yegua". Le gustó, se los dijo y les preguntó a las chicas si tenían algún escudo para darle. No, dijeron las pibas, lo pintamos hace un rato en la casa de ella, y señalaron a una de las pibitas.

Hay un proceso nuevo, raro, que atraviesa distintas identidades políticas ideológicas, aunque, sí, tiende a identificarse con el peronismo, así como algunos se identifican como estas chicas, otros como La mierda oficialista u otros como Los negros de mierda, unos cosos que se juntan cada mes a verse y bailantear, algo que se me hace muy parecido a un club de solos y solas kirchneristas. Y todo huele a que no hay posibilidades de marcha atrás, ni por avance opositor ni por eventual agachada kirchnerista, la que no creo para nada posible. Lo que quiero decir es que si como ayer arregló con el duhaldismo, hoy no le sería posible al kirchnerismo arreglar con Clarín: le pasan por encima los kirchneristas.

Es extraordinario lo que empieza a pasar. Y lo que pasó estos días.

1 comentario:

  1. Así es, ¿ o te imaginás si hubiera conversaciones electorales p/ej. con Rico el quilombo que armaríamos los boludos progres cartaabiertistas ?
    Saludables vientos soplan, ya nada será igual a lo que era.
    Afectuoso saludo

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