Foto de Jesica Baez |
Debate
Por Pablo A. Chami
Los diarios y los medios de comunicación hegemónicos no pudieron tapar el sol con las manos. Las imágenes de la congoja del pueblo ante la desaparición de un líder inundaron las pantallas, ocuparon las tapas de los diarios y saturaron los blogs. Esas imágenes, esas muestras de dolor, esas decenas de miles de personas que desfilaron delante del féretro de Néstor Kirchner, ese apoyo de los presidentes de América del Sur que vinieron a dar su pésame a la Presidenta Cristina Fernández y finalmente esa juventud maravillosa que lloraba en la Plaza de Mayo y que se proponía militar en política, -esa política tan desprestigiada- dejaron girando en el vacío a periodistas y políticos opositores.
Me parece que el proyecto de Kirchner es revolucionario. Revolucionario en el sentido de dar vuelta ciento ochenta grados la idiosincrasia neoliberal. Estamos en el bicentenario de la Revolución de Mayo. La Historia nos enseña lecciones que debemos tener en cuenta. Liliana, mi esposa, comparó la muerte de Kirchner con la de Mariano Moreno, y tiene razón: El líder ideológico e impulsor de la Revolución de Mayo fue Moreno. Pero ese líder murió –o lo asesinaron- en alta mar antes de cumplirse un año de la revolución. Pero la Revolución siguió su marcha. Nadie la pudo detener. Llegó San Martín y tomó la posta militar. Llegó Monteagudo y continuó difundiendo la ideología revolucionaria.
Creo que esta Revolución va a continuar. A pesar de la oposición mediática y política. Los jóvenes tomarán la posta que la muerte de Kirchner dejó vacante. Lo vimos estos días en la misma Plaza de la Revolución de Mayo.
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