viernes, 8 de octubre de 2010

Entre el adiós al FMI y cómo aprendimos a leer los diarios

LUPA SOBRE STABLISHMENT INFORMATIVO / ¿Y EL NUEVO MODELO? /

AVANTI CON REALIDADES Y ESPERANZAS / POCA BOLA AL FONDO

Por Pablo Caruso

Tipo novia mala, bien de novela, pero siempre con inspiración de carne y hueso. Esas que no se bancan que uno arranque una nueva relación, después de haber tomado como natural una convivencia plena de maltratos físicos, verbales y simbólicos. Bueno, está bien… novia o novio malo. Igual, las estadísticas deben estar a mi favor. Esos que te persiguen, te acosan, te espían. Te llaman a cualquier hora y te plantan un escándalo para joderte el nuevo camino que emprendiste con tanto esfuerzo y horas de terapia. Así está el Fondo Monetario con los que no le dan pelota.

Sus planteos no tienen asidero ni evidencia; no hay razón por la cual haya que sentarse a negociar nada, porque tanto mal ha hecho que sólo merece un saludo formal en las reuniones de ocasión. Desencajado por el ridículo, tal vez con cierto síndrome de abstinencia, de golpe (o intento de tal) empieza a los gritos, planifica el zafarrancho, mucho más si hay cámara o auditorio testigo.

Allí anda por otros barrios, pidiendo el “esfuerzo de todos” para superar una crisis que lo tiene como ocasionador. Como esos ex con los cuales ya no hay diálogo posible. En definitiva, todo termina cuando uno comprende que ya no se debe atender más el teléfono, o contestar algún mail provocador. De alguna manera hay que cortar, por el bien de todos, incluso resignando la última palabra.

Estaba pensando en que tal vez, en algún momento, recupere protagonismo en el país algún sector político que quiera traer de la basura aquella vieja agenda para volver a marcar ese teléfono. Pero también podríamos acordar que muchas cosas, además de agua, corrieron y corren bajo el puente. Que a pesar de no poder consolidar todavía un modelo de desarrollo independiente en lo económico, político y cultural, algo tiene que haber cambiado en nosotros como pueblo como para poder confiar en nuevos reflejos y defender lo que hasta acá se ha conseguido. Que los nombres propios sean recordados por el servicio prestado, pero que la garantía de la reivindicación de nuestra dignidad seamos nosotros mismos, los que aún sin reconocerlo militamos anónimamente la cotidianidad. La pelea es por el sentido común.

Lo mismo podríamos decir respecto de la ley de medios. Es legítimo que el gobierno quiera recoger los frutos de su decisión política de enfrentar la corporación mediática, más allá de alguna contradicción de origen. No está mal que quiera cambiar el mapa para poder pensar una campaña 2011 con menos obstáculos; es la lógica de lo político y bienvenida su recuperación.

Pero lo que nos tiene esperanzar es que tarde o temprano, el sistema de medios va a consolidar el cambio que provocó su debate a puertas abiertas. Sé que harta un poco la idea repetida, pero pensemos que hasta hace muy poco consumíamos sin crítica las tapas del establishment informativo. Hoy nadie ojea Clarín o La Nación de la misma manera que hace 5 años, ni escucha la 10 ni Mitre ni Radio Nacional con la misma predisposición. Hasta quien se siente compulsivamente opositor sabe que los Mitre, los Herrera de Noble, los Saguier, los Magnetto, los Hadad tienen agenda e intereses propios, no necesariamente consustanciados con el bien común.

De eso, como de aquella enferma relación de noviazgo, ya no nos podremos olvidar. No hay vuelta atrás. Buen punto de partida al futuro; madre de todas las esperanzas.

1 comentario:

  1. Refrescante palabras para este 19 de octubre caluroso! Afectuosos saludos.

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