El lunes de la semana pasada, 27 de septiembre – evitando todo tipo de fluctuación emocional o sentimental - cuando falleció la actriz Romina Yan, las transmisiones de la mayoría de los canales de noticias y de aire se centraron en ese tema y relegaron todo lo demás a un segundo plano. El martes sucedió lo mismo con la transmisión del entierro. Durante toda la mañana y gran parte de la tarde, el recorrido de canales dejaba poco espacio para otra cosa que no fuese la desdicha de la hija de Cris Morena y Gustavo Yankelevich.
Dejando de lado los programas de espectáculos, los magazines de las mañanas, y espacios televisivos como Zapping, que fueron realizados como excepción para rendir homenaje a Romina Yan, es necesario indagar cuál es el rol que un noticiero debería tener ante tales acontecimientos. ¿Por qué ocupar todo el tiempo en exprimir hasta lo imposible una única noticia? ¿Qué pasa con los demás acontecimientos que un noticiero se supone debe cubrir?El lunes y martes de la semana pasada, para aquellos que se informan sólo por medios televisivos y que recurrieron a los noticieros esperando (valga la redundancia) informarse, el mundo se redujo a la muerte de la chica y a alguna mención reducida de otras cosas en el ping pong de títulos generales que dura entre 3 y 5 minutos.
Roberto Pettinato, a través de la red de Twitter, escribió al respecto: “No hay que dejarse llevar por los que bajo el cuento de 'el pueblo quiere saber'; hacen su 'show del falso respeto', y corren a fijarse cuantos puntitos están haciendo en el minuto a minuto. Vergüenza para esos periodistas desgraciados hijos de cuervos”, y entre esas líneas de su opinión quiero rescatar que haya puesto en tela de juicio una tendencia que no es reciente y a la que estamos acostumbrados: el show en el noticiero.
En el programa Duro de Domar, la semana pasada, el periodista Guillermo Pardini resaltaba que era lógico ese tipo de transmisión constante por la importancia que tenía, y tiene aún, la figura de Romina Yan, y defendía su perspectiva diciendo “es la noticia del día”. Eso surgió de la pregunta crítica que hizo, allí mismo, otro panelista cuestionando que se haya transmitido “en cadena” por distintos canales -algo que orgulloso destacó el invitado Camilo García, colega de Viviana Canosa del programa Los Profesionales-.
Es importante recordar que esta actitud en los noticieros televisivos no suele tenerse sólo con fallecimientos de figuras reconocidas, sino también con otros tipos de noticias. Traigo como ejemplos lo que fue el caso Pomar en el verano, el caso de Nora Dalmasso, la gripe A, el dengue, o hace unas semanas, para no ir tan lejos, el derrumbe del gimnasio en Capital Federal, entre otros tantos. Con ellos, los noticieros llenan espacios, hacen hipótesis, especulan, entrevistan a cualquiera, opinan y profundizan problemáticas con especialistas, etcétera. Es decir, seleccionan un hecho y lo exprimen por todos lados hasta agotarlo, incluso a veces sin tener informaciones nuevas.
Ese seguimiento constante, ¿es correcto o no en un programa que se autodenomina noticiero?
Cuando se acepta y se considera normal que el interés de resaltar un acontecimiento por sobre otro se base en vender y no en informar, creo que entonces no estamos definiendo conceptos de lo que sería un “Noticiero” sino más bien de un “Show comercial de noticias”.
Los noticieros, así, se transformaron en un programa que hace un espectáculo de hechos condicionándolos al editarlos dependiendo de intereses personales o empresariales. Cada vez se inclinan más al estilo sensacionalista que, en el pasado, era propio de Crónica.
De todas formas, el problema no está en editar con músicas de fondo, con una posición y entonación del conductor y el reportero que va variando de acuerdo a la interpretación que se le quiera dar, y con determinadas voces a las cuales se recurre y otras que no aparecen. Eso, en todo caso, es válido.
El problema está en decir que allí está “la verdad”, “lo que hay que saber”, el “periodismo independiente”, porque es entonces cuando se está mintiendo al televidente. También este último comete dos errores al considerar indudablemente “noticiero” algo que no lo es y al consumirlo como tal.
La falsedad de las “informaciones” que circulan en los noticieros encuentra su punto de partida en el mismo título con el que se califica al programa. Solemos creer que hay muchos noticieros que nos cuentan “la verdad”, pero cuando lo analizamos desde esta perspectiva reflexiva nos damos cuenta que lo que abundan son shows, que aparentan neutralidad en su información, y que venden interpretaciones basadas en intereses comerciales e ideológicos.
quien es romina yan???
ResponderEliminarRomina Yan es una actriz que cansada con el maltrato hacia los maestros se adhirió a un paro (?)
ResponderEliminarehhhhh...bueno...la verdad que no miro tele y ni me mantengo al dia de los noticieros y tampoco sé muy bien quien es romina yan...pero........si no esoty mal informada, si no dan buen raiting los programas, no los cancelan??
ResponderEliminares una verguenza, pero el show y el sensacionalismo es lo que vende, y de eso parece tratarse todo...el mundo de la gente (no el de verdad) gira en torno al dinero...los notitcieros (ni practicamente nada) escapan a eso...cosa que traiciona bastante al propósito orgiginal del mismo...pero bueno...por algo sobrevive y se eleva...
Toda la gente que conozco mira cronica y miran los programas de chimentos...los mas burdos y chabacanos, las novelas de baja moral y malos argumentos e incluso malos ejemplos para los niños (como las de chris morena, por ejemplo), etc.
Me pregunto cuando será la hora en que alguien se de cuenta que no hay que ser sensacionalista, de mal gusto o chimentero para atraer el interés de la gente en la teve...solo falta un poco de chispa...que lastima
saludos para ti, mar.
Podríamos agregar también que sirvió y mucho para tapar también el tema de la marcha por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ¿no?
ResponderEliminarLa marcha por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue evadida en aquellos noticieros y canales que se centraron en Romina Yan, pero mientras tanto en la Televisión Pública y en
ResponderEliminarC23 la programación de la tarde-noche se focalizó prácticamente entera en la marcha.
El rol fue equivalente, con distinto tema por intereses contrapuestos. Por lo tanto no se la tapó por completo, sino que la posibilidad de elección era entre dos temáticas desigualmente distribuídas en la grilla (2 canales de la marcha y mas de 5 sobre Romina Yan). Sigue siendo, entonces, extremadamente acotada la distribución de información, porque si el mundo se acaba ahí en dos temas, la carrera de periodismo no existiría.
Los noticieros tendrían que informar, no vender. Hace rato que no tengo televisor. Escuchando radio, leyendo diarios, haciendo uso de internet creo tener una idea de LO QUE PASA. La TV es una pérdida de tiempo.
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