HORACIO VERBITZKY PONE LA LUPA SOBRE EL JEFE DE GABINETE Y MOYANO
“…Los históricos socios sindicales del poder económico, cómplices de las privatizaciones del menemismo, procuran aprovechar el momento para recuperar la conducción de la CGT, desplazando a Hugo Moyano, que las resistió entonces junto con la CTA. La exasperación del moyanismo frente al gobierno no es eficiente para la defensa de su posición. La detención del delegado ferroviario Rubén Sobrero y la penosa injerencia del jefe saliente de gabinete, Aníbal Fernández, merecían el firme repudio que cosecharon, pero la afirmación de que sólo los sindicalistas van presos machaca en el mismo clavo corporativo que se puso incandescente cuando llegó la rogatoria judicial suiza. El anuncio de Pablo Moyano de movilizaciones callejeras para exigir la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias conduce a los camiones a un callejón sin salida. En Estados Unidos y los países más prósperos de Europa el impuesto a los ingresos de las personas oscila entre 8 y 11 por ciento. En la Argentina apenas llega al 1,6 por ciento. Es un impuesto progresivo, porque sólo afecta a los trabajadores de altos ingresos y su tasa se eleva según el nivel de las remuneraciones en un mercado de trabajo formal muy desparejo. El tercio de trabajadores de mayores ingresos recibe casi dos tercios de la masa salarial total, en tanto el tercio que menos gana no llega al 10 por ciento. A esto debe sumarse la persistencia de niveles de informalidad que aún superan un tercio del empleo total y una estructura tributaria volcada sobre el consumo popular. Es improbable que el gobierno realice concesiones en este tema, en plena pugna por el valor del peso, cuando ha detectado un crecimiento vertical de las compras de dólares en torno de los días de pago. El problema es, una vez más, político, y se centra en la racionalidad de las opciones y alianzas de cada uno. Plantear como tema prioritario el mínimo no imponible es una reivindicación lógica de los bien pagos camioneros, no de la CGT. Si alguna experiencia de la historia debería estudiar Moyano, para no repetirla, es la de la tendencia revolucionaria que intentó disputarle el liderazgo a Perón en 1974. Sin duda, la acción frontal con que amenazó su hijo Pablo incomodaría al gobierno, pero a nadie le haría más daño ni tan rápido como a él mismo. La fortaleza sindical es imprescindible para la defensa de los trabajadores, cuya participación en el ingreso debe seguir en ascenso, pero volverla contra el gobierno popular que lo hace posible, protestar apoyo y atropellar con el camión, sería suicida…”
Muy "socialdemocrata" Vertvistki con eso de redistribuir dentro de los trabajadores.
ResponderEliminarY acusar ladinamente a los laburantes de mover el dolar es un argumento digno de Funes de Rioja.
Wal