Fragmento del prólogo de Apuntes para la militancia de John William Cooke recientemente reeditado por el Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche conjuntamente con la Juventud Sindical.
Por Facundo Moyano
“…A partir de la asunción del ex presidente Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003 y con la profundización de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Argentina retomó el camino emprendido por el pueblo junto a Perón el 17 de octubre de 1945.
Asimismo, el contexto mundial era completamente distinto. Mientras en los años ’60 los países centrales, luego de la Segunda Guerra Mundial, atravesaban un ciclo de expansión, habiéndose recompuesto de la crisis económica, y comenzaban a reconstituir su poder – especialmente Estados Unidos que se erguía como potencia mundial hegemónica-; en la actualidad, las potencias mundiales viven una profunda crisis sistémica, producto del agotamiento del capitalismo depredador, sumergidos en una intensa recesión económica. El mundo comienza a virar hacia una organización multilateral del poder, dividiéndose en bloques regionales.
Cooke, tanto en esta obra como en su práctica general, pone sus conocimientos al servicio de los sectores populares y de los trabajadores en particular, porque como decía Rodolfo Walsh, “el campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra”.
De todas formas, Apuntes para la Militancia no sólo nos ayuda a echar luz sobre muchos aspectos de nuestra historia, también aporta elementos para actuar en el presente, teniendo en cuenta que el momento histórico actual no es el mismo, sino que se configura como continuidad de aquel. En relación con lo último, pensamos la formación y la teoría no como algo escindido de la práctica, sino como parte de un todo, ya que la misma práctica política tiene su momento de reflexión y su momento de acción. En ese sentido, nos parece vital problematizar nuestro derrotero histórico, analizando las experiencias del movimiento obrero y del campo popular en general, porque la formación de los trabajadores debe ser permanente, más si concebimos como parte de nuestra tarea resolver las contradicciones que se nos presentan día tras día…”
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