El ABC DEL CONFLICTO
Por Pablo A. Chami
La edición del domingo 27 de marzo del diario Clarín no pudo ser distribuida debido a un conflicto gremial. Un piquete de obreros y sus familias impidió la salida del diario.
Podemos apreciar en esa edición, el intento del Grupo Clarín de desplazar un conflicto gremial hacia un motivo político, con la intención de acusar al Gobierno Nacional de una disputa con sus obreros y delegados, que el diario no quiere reconocer.
El conflicto gremial es de larga data: Clarín no permite trabajar libremente a los delegados. Veamos el reclamo obrero relatado a la agencia Telam:
"Nosotros queremos que se nos respeten nuestros derechos. Buscamos, en definitiva, que los problemas se solucionen". Continúa: "No es un ataque contra los medios, es una protesta contra un Grupo que no respeta la libertad sindical". "La comisión interna tiene permitido ingresar a la planta, puede fichar, pero no se nos paga el día y tampoco se le dan tareas". "Nos ubican en un cuartito rodeados por personal de seguridad, patovicas, que nos siguen a todos lados con cámaras. Y si algún compañero intenta hablar con nosotros o se relaciona de alguna manera, la empresa lo suspende o lo echa”.
El reiterado hostigamiento de las empresas del grupo Clarín hacia los delegados obreros de sus plantas motivó este conflicto que la empresa se niega a reconocer.
Veremos algunas expresiones de los periodistas y editorialistas de ese diario convertido, de victimario en víctima:
Eduardo Van Der Kooy dice: “Por primera vez desde 1983 se impidió, por un acto de prepotencia sindical y política, la circulación de un diario en el país.”
Ricardo Kirschbaum, Editor General de Clarín dice:
“La primera página de esta edición está en blanco. Es un símbolo del silencio forzado.” (Las negritas figuran en el editorial). Y continúa: “una metáfora sobre en qué se puede convertir el periodismo si se siguen restringiendo los espacios de libertad.” Luego busca involucrar al gobierno aludiendo a “la complicidad abierta del gobierno de Cristina Kirchner.”
Termina su editorial con una frase que pretende atacar al gobierno pero puede ser aplicada directamente a las maniobras del grupo empresario Clarín:
“Cuando altos funcionarios ignoran fallos judiciales, apañando la extorsión política y económica, disfrazada de conflicto gremial que ya no es tal en otra empresa del Grupo Clarín, entramos directamente en un estado de grave indefensión. La aplicación de la ley, en este contexto, queda al arbitrio de un Gobierno que, ya lo ha demostrado, acata o no las decisiones de los jueces según convenga a sus planes.”
Pero el grupo Clarín, que habla de libertad de expresión y acatar la Ley, es quien aplica la Ley de acuerdo a su conveniencia. Recurre a arbitrios cautelares ante la Justicia para no cumplir con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. En su controlada, Cablevisión, no respeta la libertad de información de sus clientes cautivos por su posición monopólica, no pone en su grilla canales como CN23 o Telesur. Utiliza chicanas legales para impedir que los hijos de su propietaria, posiblemente hijos de asesinados por la dictadura militar, realicen los análisis de ADN que revelaría su verdadera identidad y pondrían a su dueña en una posición difícil ante la Justicia.
Por último, el grupo Clarín no respeta la libertad sindical, un principio consagrado en la Constitución Nacional y en la tradición obrera argentina.
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