viernes, 10 de diciembre de 2010

Bernardo Salgueiro, Rosemary Churapuña y Juan Quispe Castañares

¿Quién se acuerda de ellos en 15 días?

Por Pablo Caruso

LA EXPROPIACIÓN DE LA DIGNIDAD /JEFES DE GOBIERNO FASCISTAS DEMOCRÁTICAMENTE ELECTOS/ CAUDILLOS PROVINCIALES DISFRAZADOS DE PROGRES/MÉDICOS Y MAESTROS QUE HONRAN SU PROFESIÓN/MADRES Y PADRES

10 de diciembre, Día Internacional por los Derechos Humanos. Fecha trascendente si las hay en la historia reciente de las luchas latinoamericanas, con dispersos pero firmes juicios a los genocidas que resultan en nuevas y demoradas condenas. Pero es una fecha que en función de las tragedias actuales pide un nuevo sentido. Estamos pensando, para no ir tan lejos, en los familiares de Bernardo Salgueiro, Rosemary Churapuña y Juan Quispe Castañares, los tres asesinados en el marco de las tomas de tierras en Soldati. Lo mismo podríamos decir de los indígenas asesinados en Formosa o los campesinos apaleados en tantas provincias del país por el avance del negocio del modelo sojero. Y también de Mariano Ferreyra, y de los nietos que todavía siguen secuestrados.

Hace un rato nada más hubo un gesto verdaderamente honroso en esto de honrar la historia en el presente: el gobierno nacional decidió apelar un oficio judicial que llamaba pacificación a una nueva represión en el Parque Indoamericano, y fue determinante en recomendar la política como herramienta de solución pacífica ante la crisis.

Frente a la legitimación oficial de la violencia xenófoba por parte de la mayor autoridad política de la ciudad, violencia que empieza como verbal pero termina justificando los balazos de pobres contra pobres, aparece el mayor legado de la época: la política como transformadora y facilitadora de soluciones y vías de crecimiento.

A propósito, no hay recuerdo desde la última dictadura de una voz oficial que se obstine en criminalizar a un sector de la población, que lo construya como enemigo y que le apunte al abdomen con la fuerza represiva estatal.

Hay vastos sectores de nuestra sociedad que no están a la altura de una solución política y democrática de los problemas actuales más acuciantes.

Tenemos jefes de gobierno fascistas democráticamente electos; caudillos provinciales disfrazados de progres, pero sin vergüenza para mancharse las manos de muerte en sus pactos de negocios; policías con bala fácil para los sectores más vulnerables; jueces abroquelados en corporaciones que legalizan represiones para proteger negocios a costa de los derechos esenciales de la población; intelectuales baratos y mediocres inventando relatos que justifiquen la muerte y el saqueo; y medios que se excitan con la sangre de los que nunca llamarán hermanos.

Y esto es sólo lo que aporta el espasmo, la náusea de lo primero que se cruza por la cabeza.

Pero también hay militancia y compromiso en formas varias. Hay profesionales con vocación social caminando los barrios y honrando hospitales y escuelas; hay artistas e intelectuales cerca del barro y lejos de las luces de estrellato; hay estudiantes que abrazan colegios y caminan las plazas; hay Madres y hay Padres; hay obreros que se cooperativizan en vez de pelearse por el empleo; hay políticos que politizan hasta el banderín del córner; hay vecinos de la calle queriendo recuperar ciudadanía. Hay banderas.

10 de diciembre, Día Internacional por los Derechos Humanos. No se nos ocurre mejor día para anuncios y posiciones determinantes respecto de políticas que garanticen la justicia, la salud, la educación, y la vivienda, con privilegio de los que más han sufrido la expropiación de la dignidad.

1 comentario:

  1. Es que siempre pagan los más debiles seguramente
    nadie se acordaran de ellos es lamentable las muertes de estas personas se pudo evitar,Macri tenés toda la culpa de lo sucedio

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