Más respeto por las palabras
Por Alejo Lemiña
Cada 7 de junio se conmemora el día del periodista, y en una época donde se aboga constantemente por aquello que suelen llamar “libertad de expresión”, se puntualiza su carácter de derecho, pero muy poco se acentúa en las responsabilidades que conlleva.
Cuando Eduardo Aliverti, conductor del programa radial Marca de Radio, al ganar el Martín Fierro este año advirtió “tengan más respeto con las palabras”, lo hizo en referencia al término “miedo” que están usando determinadas voces y se relacionan con una época muy triste de la Argentina, la dictadura de fines del 70.
Este 7 de junio propongo expandir la frase expresada por Aliverti, a todo el entramado de temáticas periodísticas, porque las palabras son las herramientas con las que comunicamos, así como los cirujanos tienen las suyas para operar.
Allí está la responsabilidad, entrelazada e inmediatamente consecuente a esa libertad de expresión. La obligación se basa en el cuidado que debe tenerse en cada frase, en cada idea, porque la “mala praxis periodística” conlleva consecuencias que ponen en riesgo el colectivo de la sociedad, así como la mala praxis del cirujano puede derivar en consecuencias físicas para las personas, tales como la muerte o las parálisis.
Las personas viven en entornos sociales limitados, inmersos en un mundo imposible de conocer de no ser por mediadores, como si viviésemos encerrados en un cuarto lleno de ventanas que dan al mundo exterior.
El periodista es aquel que posee el poder de abrir las persianas para mostrar el mundo, y su libertad radica en la posibilidad de elegir por qué ventanas entrará la luz, su obligación está en cuidar que estén limpias, lo más claras posible, asumiendo su lugar subjetivo y comprometiéndose con el punto de vista que erigió.
Bienvenidas sean las observaciones de profesionales a las formas y los contenidos publicados. Abramos las puertas al periodismo sobre periodistas, porque es eso lo que nos permitirá hacer autocríticas constructivas que nos permitan progresar en la profesión y ejercer la libertad que nos pertenece, asumiendo con orgullo y humildad las responsabilidades que nos competen.
Orlando Barone, en el programa 6-7-8, del cual participa, hizo un comentario en el que dijo: “Yo no soy fiscal, son los hechos los fiscales, y la sociedad no es inocente de esto que brota”.
La impunidad de las palabras recae en creer que se las lleva el viento, cuando en realidad penetran en la sociedad, la afectan, la constituyen así como también son capaces de destruirla. La responsabilidad del periodista es muy grande en la actualidad, porque las ventanas del mundo están en sus manos.
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