jueves, 25 de agosto de 2011

El abrazo que necesitaba la presidenta


¿CÓMO TE PEGÓ EL ACERCAMIENTO DE CRISTINA Y FLORENCIA?





Por Liliana Mizrahi



Me quedé pegada a esa imagen televisiva, madre hija abrazadas, fundidas en un abrazo con otro tercero invisible.
El 14 de agosto de 2011 era la primera vez que Cristina ganaba una primaria abierta y… sola. Néstor no estaba para festejar y abrazarla fuerte, estrujarla. Había ganado con más del 50% de los votos, y él no estaba para alegrarse con ella, abrazarla, susurrarle te amo mucho, porque Néstor no va a estar más, nunca más... Y eso debe ser duro.
Hay que poder atravesar una experiencia de pérdida tan inmensa y seguir parada, y seguir gobernando un país “friendly” como Argentina.
Ahí estaba Florencia, mirándola soñadora, su hija, la hija de los dos; sí, ahí estaba también él, vivo en Florencia, en su propia hija y la llamó Cristina, como cualquier madre y como todos los hijos dijo que no y que no, y después entendió y también se sabe hija de la presidenta y huérfana del ex presidente. Subió al estrado y abrazó a su madre y su madre la abrazó a ella, se hundió en ella y se fundieron, se encastraron como dos piezas que alguna vez fueron dos en un cuerpo.
Florencia le acariciaba la espalda y la palmeaba, no hacía falta explicar nada. El cuerpo madrehija se unió como en el origen, unos minutos. Me quedé ahí mirando algo que yo no había vivido ni viviría nunca, la santa envidia, y me pareció hermoso poder contemplarlo, compartir la emoción de esa sensibilidad femenina enlutada y multiplicada.
Para muchas madres es difícil abrazar a sus hijos o hijas chicos y grandes. Para otras no, se los pide el cuerpo, lo saben de la vida misma. Hay madres cariñosas, “franeleras”, madres frías y madres cactus.
Florencia más alta se inclinaba sobre la cabeza de su madre. Las dos apretadas lloraban el mismo hombre, dos hombres. Las dos sabían la importancia de ese día y las dos sabían que estaban metidas en el mismo duelo. Era un abrazo de amor, donde estaba presente la muerte, la vivencia de haberse quedado solas en la multitud que cantaba ¡Néstor vive!
La presidenta salió del abrazo, se desprendió del cuerpo de su hija y siguió el discurso, sin llanto, con voz vibrante. El abrazo la había fortalecido. Florencia la mira con ojos de admiración. De perfil tiene la fuerte nariz de su padre, (ojalá que no se la toque). Tiene la onda de su madre en los ojos pintados y el pelo largo y cuidado. Está vestida correctamente para el lugar que tiene que ocupar.
Cristina: “es bueno saber que tenés quien te abrace” y podés seguir ganando, en todo sentido.

1 comentario:

  1. Lo mejor es que las mujeres nos llevemos bien, nos tratemos bien.

    Un abrazo para todas!!

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