El Papa y los “indignados”
Por Silvia Valerga
Cuando España enfrenta el peor momento de la crisis financiera con consecuencias económicas que generaron desempleo y ante las medidas impuestas por la comunidad europea, para reducir gastos sociales, el Papa Benedicto XVI criticó el aborto, la eutanasia y la reproducción asistida.
El Sumo Pontífice encabezó las XXVI Jornada Mundial de Jóvenes (JMJ) celebradas en Madrid en coincidencia con las movilizaciones de jóvenes “indignados” que reclaman por la falta de trabajo y el aumento de tarifas en el transporte, cuando a los peregrinos se les subsidió los traslados y alojamientos, con un gasto por parte del Estado español que ascendió a los 25 millones de euros.
Para despejar a los “indignados” de la Plaza del Sol en el centro de Madrid, las fuerzas de seguridad recurrieron a camiones hidrantes y palos. El resultado fue un desborde social que provocó actos de repudio contra la presencia del mandatario católico.
Aunque se crea lo contrario, España es un país católico con mayoría de población atea a causa de una historia que se remonta a la inquisición y el franquismo, que protegieron a las clases altas y acomodadas, mientras que el pueblo fue acusado de hereje, perseguido, torturado y asesinado o, en el mejor de los casos, desterrado.
Pero como siempre, descolgados de los problemas terrenales, estas jornadas religiosas destinadas a promover ciertos reclamos que van a contramano de las demandas populares, han puesto en ridículo a la autoridad del clero y reactivaron el movimiento de los “indignados” que con insistencia vuelven a las calles cargados de rebeldía para seguir reclamando su derecho al trabajo y la vivienda que les arrebató la timba financiera.
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