miércoles, 24 de agosto de 2011

Cuando Cristina Fernández discrepó con Horacio Verbitzky


LA PRESIDENTA SE PERMITE CRITICAR A PERIODISTAS Y DIBUJANTES
“…En el 2008, la 125 pasó de ser una decisión política aislada a ser el eje de discusión de todo el modelo económico y social. Por eso digo que fuimos obligados a la pelea. La situación nos obligaba a pelear para defender el Gobierno. Vos prendías la televisión ese año y escuchabas las cosas que decían de mi y de Kirchner, y nunca se las habían dicho a nadie. A nadie. Nunca. Yo puedo hacer discursos con contenidos fuertes, pero son conceptos. Me devolvían agravios personales, uno atrás del otro. Se me negaba hasta el derecho a defenderme. Cuando critiqué la caricatura de Sábat, en la que yo aparecía con la boca tapada y Néstor en mi cerebro, o cuando apareció Moyano con las manos atadas y manchadas de sangre... No, el hecho de ser un excelente caricaturista no te pone en un lugar intocable. Ahí tuvimos una diferencia con Horacio Verbitsky, que salió a decir "no, con Menchi no". ¿Y por qué Menchi conmigo si? ¿Por qué no puedo opinar sobre un dibujo que me ofende? ¿Por qué esos excelentes caricaturistas nunca han retratado a la señora de Noble dándole la mano a Videla? ¿Eso no se puede decir, no se puede observar, hay que callarse?...”

Testimonio de Cristina Fernández en el libro de Sandra Russo, La Presidenta, Historia de una vida, Sudamericana

2 comentarios:

  1. Intentaré darle una respuesta a la Sra. Presidenta.

    La respuesta corta sería "Porque Ud. es la Presidenta de todo un país y Sábat es un caricaturista, empleado de un diario".

    La respuesta larga podría ser: "Ud., como Presidenta asume la obligación de representar al pueblo argentino como Universal general, no a una fracción política en particular, ni mucho menos una opinión individual. Sábat, como caricaturista no tiene que representar más que su opinión personal y, como empleado de un diario, la de su empleador (así sea una opinión corporativa o sectaria).
    Como tal, es válida la crítica por no haber trascendido los límites de su situación, como individuo, si quien la formula lo hubiera hecho. En este caso, si Sábat hiciera la caricatura de Noble y Videla significaría su suicidio laboral (durante la dictadura habría sido su suicido simple).
    No creo que la Presidenta le esté exigiendo eso a Sábat (y estoy seguro de que ella valora cuanto él hizo durante la dictadura para empujar los límites). Más bien, creo (quiero creer) que el reproche a Sábat es, en realidad, un tiro por elevación a su empleadora y al doble discurso de su diario."

    Por último, me gustaría recordar un libro que circulaba a comienzos de los '70, titulado: "Tácticas de Poder de Jesucristo y otros ensayos" de Jay Halley, si no recuerdo mal. La tesis general era algo así como: "el poderoso que se enfrenta pùblicamente a un débil se arriesga a quedar mal parado frente a la opinión pública". Creo que para un/a político/a debería ser un principio a tener siempre en cuenta.
    Saludos.

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  2. Coincido. Yo agregaría que hay insultos y personajes agraviantes que son más insultantes y agraviantes que otros. Una columna de Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona o los comentarios económicos de Maximiliano Montenegro -con gráficos y razonamientos de primer grado- son más insultantes y agraviantes. Es cierto, un Presidente debe cuidarse de ciertas cosas. Demuestra que está por encima de la furia de los que gritan "viva el cáncer" traducido a varios idiomas y estilos.

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