CONFLICTO SINDICAL EN LAS EMPRESAS DE FONTEVECCHIA
Por Alberto Ferrari
La semana pasada cuando los redactores de Perfil retiraron las firmas como medida de protesta al fracasar las negociaciones salariales, Jorge Fontevecchia cometió el desatino de ordenar que los editores inventaran firmas de fantasía, para encabezar las notas de esos redactores que en asamblea habían decidido quitar su nombre de las ediciones sabatinas y dominicales.
Debe haber pocos antecedentes en el periodismo de semejante procedimiento, pero tampoco extraña de quien intentó en 2002 voltear el Estatuto Profesional del Periodista para despedir ahorrándose indemnizaciones. Para eso acudió a la justicia laboral, pero el salvajismo patronal en tiempos revueltos de crisis económica y política que intentó practicar Fontevecchia, fue parado por la entonces ministra de Trabajo, Graciela Camaño.
Para este fin de semana, a la protesta se han sumado los columnistas habituales del diario, como Magdalena Ruiz Guiñazu y Nelson Castro. Su boicot al retirar las firmas, es esencialmente de repudio al invento de las firmas de fantasía, al margen del reclamo salarial.
La empresa de Fontevecchia ofrece 25 por ciento de aumento pero en cinco cuotas de cinco por ciento.
Los redactores piden 35 por ciento y están dispuestos a negociar el porcentaje, pero expresaron su rechazo tajante a un aumento escalonado en cinco cuotas. Temen que el aumento se lo devore la inflación.
El conflicto demora la aparición de "Libre", el diario popular de bajo precio (se habla de un peso) que quiere lanzar Fontevecchia con noticias policiales y que ya debía estar en la calle.
Clarin a su vez tiene listo el lanzamiento de un diario similar, pero sólo aparecerá una semana después de "Libre".
El diario de la viuda de Noble y Héctor Magnetto carece de apetencia por ese segmento del mercado encarnado por quienes hoy pueden comprar el diario El Popular.
Pero si Perfil saca un diario de bajo precio, Clarín considera que hay que salir a competir con Fontevecchia para no dejarle las manos libres y condicionar su eventual crecimiento, pese a que Magnetto y su gente vaticinan que puede ser una publicación a pérdida. En definitiva se trata de “joder” al competidor.
A su vez, en el diario La Nación arreglaron un incremento de 24 por ciento, diez por ciento ahora, diez por ciento en agosto y el resto en enero de 2012.
¿No son las mismas líneas editoriales que afirman que la inflación es un problema gravísimo de la Argentina?
ResponderEliminarah caramba, que cuando te toca a vos, chillás, eh...
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ResponderEliminarCaramba. Debo hacer una autocrítica, porque por una vez estoy de acuerdo con Magdalena y Nelson Castro. No, debo haber leido mal, deben ser Trotsky y Lenin.
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