miércoles, 14 de septiembre de 2011

El fin del periodismo


Por Silvia Valerga
NO HAY MÁS EDITORES; AHORA HAY MANAGERS QUE GENERAN NEGOCIOS MEDIÁTICOS /  EL 80% DE LOS MEDIOS EN AMÉRICA LATINA ESTÁ EN MANOS DE  LA DERECHA / LAS EMPRESAS PERIODÍSTICAS COMO MEGÁFONOS DE DISTINTOS INTERESES COMERCIALES

Los negocios de los canales de televisión por cable, con 24 horas de noticias,  son los autores del morbo televisivo que azota a la sociedad. Implantaron una dictadura en el interior de cada hogar,  pone en riesgo vidas y someten a sus miembros a vivir en estado de  paranoia, temiéndole al vecino, al transeúnte, al diferente y  también a la democracia.


     Para analizar la situación de los medios de comunicación, nada mejor que la palabra de los expertos reconocidos a nivel global, que se animaron a cuestionar a las corporaciones mediáticas.
     Ignacio Ramonet es un agudo observador del comportamiento de los medios de comunicación. En el último de sus libros, La explosión del periodismo, que vino a presentar a la Argentina,  dice que  Internet pone en jaque a los medios tradicionales  por la alteración del periodismo bajo las reglas de las corporaciones mediáticas, que son las mismas en todo el mundo.
     Ramonet aborda el tema de la información  a nivel mundial. Sin embargo cada  párrafo del libro parecería  referirse a nuestros medios porque acusa a las corporaciones mediáticas de trabajar informando solo en función de sus intereses  extraperiodísticos.
    Seguramente Ramonet coincidirá con Stéphane Hessel,  redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos  en 1948, que ahora  a los 92 años escribió ¡Indígnate!, un pequeño libro que batió record de venta en España e inspiró los movimientos de indignados en las principales ciudades y que luego se extendieron  a Grecia e Israel. Hessel dice que cuando estaba en el Consejo Nacional de la Resistencia, en Francia, “nunca le hubieran dado crédito a lo que dicen los medios que están en manos de gente pudiente”.
   Ramonet  explica que la superabundancia de información contaminada que desorienta a la opinión pública, impide conocer qué otra información fidedigna  y calificada se le oculta. Sostiene, además, que solo prevalecerá el periodismo si se erige de verdad en contrapoder a los poderes concentrados  y desenmascara con rigor e independencia la hipocresía con que éste siembra sus mentiras.
   El director de Le Monde Diplomatique, en español, Ignacio Ramonet, también escribió sobre los medios en La tiranía de la comunicación (1998) La golosina visual (2000).
   Recordemos el descrédito de los medios estadounidenses que callaron cuando  Bush invadió Irak, con el pretexto mentiroso de la existencia de armas químicas, y el ocultamiento de cuando regresaban los soldados muertos y bajaban los cajones desde los aviones sin cámaras de televisión, para seguir engañando a la población.
¿PERIODISMO MILITANTE? 
 Hace poco tiempo se conoció que los diarios del magnate de la prensa mundial Rupert Murdoch, pincharon teléfonos en Gran Bretaña para conseguir información, hasta el extremo de entrometerse en la vida de las familias de víctimas por pedofilia.
      El periodista italiano Gianni Miná  se reconoce de  izquierda “pero no hago militancia partidaria,-aclara-  porque pienso que para que un periodista sea creíble no tiene que estar en ningún movimiento de manera militante. Ya los periodistas de derecha están vinculados de una manera ambigua al poder, creo que no tenemos que repetir el error”.
    Miná dijo en un reportaje que “al mundo moderno lo manejan los medios de comunicación. Y está claro que el 80 por ciento de esos medios, en América latina, están en manos de la derecha. Y faltando información, no hay creación de una conciencia ni comprensión de los propios derechos. No es solo un fenómeno latinoamericano. En Europa ya tampoco existen los editores puros, los que crean un medio de información por el placer de hacer un medio de comunicación. Ahora son managers que crean radios, televisiones o diarios o los compran, para sostener otros negocios que tienen en otros sectores de la economía. Los medios le sirven como un megáfono para impulsar sus intereses privados. Esto es un límite enorme para la izquierda. Si no cambian las reglas, en  los próximos diez años ganará los que manejan los medios”.
   El director de cine estadounidense, Oliver Stone,   cuando presentó su película South of the Border  en el Festival de Venecia, dijo: “Muchos de los países latinoamericanos que se han conquistado recientemente una independencia real son definidos incorrectamente como  «no democráticos», por ciertos sectores de nuestro gobierno (EEUU) y por parte de la prensa miserablemente sometida, porque sus nuevas opciones económicas y políticas perjudican a sus intereses. Todo esto es intolerable, y hay que tener la fuerza de denunciarlo”.
   El académico y analista internacional, nacido en Italia, Giovanni Sartori,   en su obra Homo videns. La sociedad teledirigida  -editado en 1998- advertía que  en la televisión se pasará a una nueva forma de hacer política, influenciada por el poder de los medios de comunicación. Mientras tanto, la información en manos del pueblo será cada vez más pobre. En occidente las personas políticamente formadas o interesadas en la materia son entre un 10 y un 25 por cien. Las que realmente tienen competencia se reducen a entre un 2 y un 3 por ciento. Se crea, de este modo, una "multitud solitaria", una "soledad electrónica", dirigida por los que tienen el poder televisivo. Se anula el valor del medio como instrumento democrático. Para Sartori es una situación comparable a la Baja Edad Media y de la cual vaticina que será muy costoso retornar.
   En plena dictadura militar en la Argentina,  Robert J. Cox del Buenos Aires Herald  se despedía de sus lectores así: “La prensa tiene el deber de decirle la verdad a la gente. Los familiares de las personas desaparecidas no pueden seguir ignorados como si fueran leprosos”,  mientras callaban los diarios de mayor tirada –La Nación y Clarín- como así también ADEPA , la entidad creada por esos medios para defender la libertad de expresión.   
  No es casual que ahora,  la mayoría de los medios le declararon la guerra al gobierno democrático después de la sanción de la Ley de Medios Audiovisuales, que los obliga a la desmonopolización, como lo es  en Estados Unidos y es tomada como ejemplo para el debate parlamentario en Brasil.
    El  Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Libertad de Opinión y Expresión, Frank Larue Lewy declaró que la Ley de Medios Audiovisuales de la Argentina  “es un modelo único en el mundo y un ejemplo para todos los demás países, en virtud de que garantiza el acceso de todos los sectores a las frecuencias de la radio y la televisión manteniendo el principio de pluralismo y diversidad en el ejercicio de la libertad de expresión.
   ¿Se habrá encontrado el camino “para retornar de la Baja Edad Media”, como dice Giovanni Sartori?
    Por ahora, los negocios de los canales de televisión por cable, con 24 horas de noticias son los autores del morbo televisivo que azota a la sociedad. Implantaron una dictadura en el interior de cada hogar,  ponen en riesgo vidas y someten a sus miembros a vivir en estado de  paranoia, temiéndole al vecino, al transeúnte, al diferente y  también a la democracia. 

1 comentario:

  1. Hace varios años llegó un amigo europeo a quedarse unos días en mi casa y me expresó sorprendido la cantidad de tiempo que yo veía canales de noticias, cuando no soy periodista ni tengo ninguna actividad profesional que requiera esa cantidad y variedad de información. Le expresé que 'era adicto en recuperación' a las noticias. La charla derivó en un cálculo intuitivo de cuántas señales de noticias 24 Hs. hay en Argentina comparadas con otros países, España, EEUU, Francia, Marruecos, países que él o yo conocíamos relativamente.
    Resultó sorprendente para ambos. Evidentemente hay algo cultural que se me escapa, donde acá las noticas tienen un peso relativo mayor en los tiempos familiares. No lo puedo comprobar.
    Pero desde el 2008 para acá estoy en recuperación. Como todo adicto no me engaño y sé que puedo recaer. Pero alejé todas las 'botellas' que pude: tengo TV digital y no pago más el cable. Para mí funciona, llevo 814 días sin consumir.
    Saludos
    Ladislao

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