jueves, 25 de agosto de 2011

RICARDO ALFONSÍN QUIERE IMITAR A “LOS PAISES SERIOS”

Por Néstor Restivo





Si Chile, Brasil y Uruguay son países más serios que Argentina, ¿por qué casi medio millón de uruguayos, sobre tres de su población, viven aquí? ¿por qué en Brasil la tasa de analfabetismo es el triple que la argentina? ¿por qué los chilenos admiran nuestro sistema educativo, al que asisten asiduamente?

En los países serios es el salario, estúpido
Así como, al terminar la dictadura cívico-militar argentina de 1976-83, los civiles que la habían impulsado descartaron como forros usados a los represores directos, lo cual siguieron haciendo sobre todo en las horas de los juicios, patéticos editorialistas argentinos lo hicieron con los candidatos de la oposición que participaron de las recientes elecciones primarias.
 Lo que el periodista Darío Pignotti, desde San Pablo, llama Pensamiento Periodístico Único (se refiere a los grupos Folha, Estado y O Globo, pero lo aplica a medios de otras ciudades o países), justamente hizo eso. Inventó un discurso, impulsó a algunos políticos a que lo reprodujeran, fracasaron (ambos) y al final, histéricos, les reprocharon la falla a los candidatos. Mientras, ellos siguen inventando sandeces. La más reciente, la cuestión de la hegemonía parlamentaria...
 Uno de los latiguillos que más quisieron imponer, y para el cual se prendió en particular el candidato radical Ricardo Alfonsín, fue que necesitamos imitar a “países serios”, como Uruguay, Chile y Brasil. No fue novedoso, igual hicieron en su momento, durante el saqueo de las AFJP, con un país al que también consideran “serio” como EE.UU., que tiene -al menos todavía- una gigantesca seguridad social. Aquella vez el discurso prendió. Pareciera ahora, por el resultado obtenido en las primarias, que ya el vidrio no se come tanto en la sociedad.
Alfonsín, y citamos a él como emergente de todo un pensamiento pobre, amén que mentiroso, dijo que quería a Argentina en la senda de Brasil, Uruguay y Chile, a los que conocía por haber viajado por su profesión.
Yo también viajé mucho por esos tres países, donde tengo queridos amigos y aun familiares, y a los que considero parte de una historia en común que por suerte estos años avanzó en integración. Sin caer en nacionalismos berretas, y advirtiendo que los tres tienen cosas mucho mejores que Argentina, como Argentina las tiene mejor que ellos (en rigor cualquier país las tiene comparado con cualquier otro país; si hay algo patético en la humanidad es calificar a las personas por su nacionalidad), podemos hacer algunas comparaciones y tratar de entender qué quiere nuestra clase dominante cuando quiere que seamos como Brasil, Chile o Uruguay.
Si Chile, Brasil y Uruguay son países más serios que Argentina, ¿por qué casi medio millón de uruguayos, sobre tres de su población, viven aquí? ¿por qué en Brasil la tasa de analfabetismo es el triple que la argentina? ¿por qué los chilenos admiran nuestro sistema educativo, al que asisten asiduamente?
En varios indicadores Uruguay y Chile alcanzaron a Argentina estos años, enhorabuena, y Uruguay resistió mejor que nuestro país algunos avances neoliberales. Pero sigue siendo un país que facilita la evasión fiscal. Quizá sea esa la seriedad que buscan los “patrones” de Alfonsín.
Y Chile, con modernización excluyente, tiene aún hoy la Constitución de Pinochet, que jamás fue a la cárcel. Y combatió con tanto éxito la pobreza como con fracaso la desigualdad social, obviamente en perjuicio de sus trabajadores. Quizá sea esa la seriedad que buscan.
La matrícula universitaria argentina (cifras CEPAL) es de 68%, en Uruguay de 64%, en Chile de 52% y en Brasil, de 30%.
El gasto en salud en Argentina es 5% del PBI, 3,4 en Uruguay, 3 en Brasil y 2,8 en Chile.
País de industrialización tardía, Brasil mejoró mucho sus indicadores sobre todo a partir del gobierno Lula. Pero los sociales y de inseguridad (otro caballito de batalla de Alfonsín, quien quizá no vio a los taxis de Montevideo con vidrio entre chofer y pasajero) están muy lejos del de Argentina.
Toda comparación es odiosa y hay muchas estadísticas más; por supuesto, también las hay “en favor” de nuestros hermanos países sudamericanos.
Pero si hay una para elegir por qué los privilegiados de siempre en Argentina quieren la seriedad de Uruguay, Brasil y Chile, hay que ver el salario, el verdadero campo de batalla. Según la siempre inobjetable CEPAL, para una base 2000=100 en salario medio real, en 2010 Argentina tenía 170,3 (70% de mejora), Chile 121,4 (21% más), Uruguay 102,1 (apenas 2% más) y Brasil 94,8 (5,2% menos). Eso, exactamente eso quieren.
Ah, y claro, Argentina está afuera del mundo. Por eso el presidente que ellos más admiran, el más ligado al mundo, Lula Da Silva, vendría corriendo a Argentina a votar a Cristina. Lo dijo él, no Alfonsín.

2 comentarios:

  1. y sabe q es lo peor... q pese a la paliza... lo siguen repitiendo...

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  2. Bastante pobre su reflexion... y eso que tiene cara de inteligente

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