domingo, 21 de agosto de 2011

EL PRO SE DA CUENTA CÓMO VIENE LA MANO


Después del aluvión de votos de Cristina
El ministro de educación de Macri, Esteban Bullrich, con el empresario periodístico Daniel Hadad.

Por Esteban Bullrich


¿Por qué ganó la presidenta?
El primero es simple, nuestra Argentina crece mucho, muchísimo. Para dar una idea comparativa: el llamado “Milagro Español” llevó a ese país a crecer en un período de 21 años (1985-2006) el mismo porcentaje absoluto que creció nuestro país en el período 2002-2011. ¿Estamos frente al “Milagro Argentino” entonces? La respuesta es compleja en términos técnicos, pero no en percepciones. La gente siente este milagro en el bolsillo y no ve una alternativa atractiva para dejar este camino. Nuestra Argentina crece y los argentinos no quieren cambiar eso, no tan fácilmente por lo menos.
El segundo punto es también significativo y es la enorme red de contención social que el gobierno implementó. Desde la reconocida Asignación Universal por Hijo, pasando por la jubilación de “Ama de Casa” (incorporó a dos millones de argentinos al sistema previsional), pasando por las computadoras y los programas de Cooperativas de Trabajo. Este cuadro es una enorme red que llega a millones de argentinos que hoy dependen de estos programas para su subsistencia. La sola mención de los mismos en boca de candidatos opositores cercanos a la palabra “gasto” hace temer su desaparición. El resultado electoral en el conurbano bonaerense y en las provincias más pobres confirma su impacto electoral.
El tercer punto es la ausencia de propuestas alternativas. O sea, no son sólo los aciertos de Néstor y Cristina Kirchner a lo largo de los últimos ocho años. Hay tantos o más motivos para no votar a alguna de las nueve alternativas que los opositores presentamos en esta elección (utilizo la primera persona del plural porque todos los dirigentes opositores tenemos algún grado de responsabilidad en el resultado). La atomización de la oposición o las alianzas oportunistas no convencen a un electorado que debe dejar de ser subestimado. Gran parte de esta oferta electoral alternativa me recordó la vieja anécdota de Mark Twain, donde una bella dama le propone matrimonio con el siguiente argumento: “Imagínese, señor Twain, los hijos que produciríamos con su inteligencia y humor y mi belleza”. Twain decide rechazar la propuesta argumentando: “Qué problema tendríamos si salieran con mi belleza y su inteligencia, señora”. El electorado argentino analizó y votó en el marco de esta respuesta.

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