sábado, 22 de octubre de 2011

JOSÉ PABLO FEINMANN TOMANDO EL TÉ CON ALFREDO PALACIOS


“Los espero a las 5. Hablen con Coral…”

Por León Guinsburg
El 2 de enero de 1959 José Pablo Feinmann y yo, ambos de 15 años de edad, nos encontrábamos frente a Alfredo L. Palacios, compartiendo un té en la casa que su secretario, Juan Carlos Coral, poseía en la zona veraniega de Necochea. Alumnos ambos del Nacional Nicolás Avellaneda, aunque en distintos cursos, días antes nos habíamos cruzado casualmente en la calle, y a partir de ese momento forjamos una larga y entrañable amistad.
A esa edad, José ya era brillante. Escribía cuentos, tocaba el piano, dibujaba, ensayaba crítica cinematográfica y lector compulsivo, deglutía sin límite todo libro importante que se le ponía a mano. Vacacionando con nuestras familias, nos veíamos diariamente para conversar, cabalgar y a la noche hacer la clásica recorrida por los lugares frecuentados por jóvenes y adolescentes, además de la playa. Allí, disfrutando del mar y caminando, vimos por primera vez en persona al prócer socialista leyendo y respondiendo saludos.
Coincidimos en concurrir a la conferencia que Palacios brindaría en la Biblioteca Municipal y atendimos con fruición su erudito discurso sobre la necesidad de profundizar las leyes obreras y las que hacen a la protección de la mujer, mechado éste por jugosas anécdotas de su paso por el Congreso Nacional y los claustros universitarios.
Eran las 7 de la tarde y la conferencia finalizaba, cuando se acercó Coral, que imitaba en su vestimenta, peinado y bigote al pro hombre, y musitó algo algo a su oído. Palacios se levantó y con solemnidad dijo: “Señoras, señores, los invito a ponerse de pie. Me acaban de comunicar que las tropas revolucionarias del comandante Fidel Castro acaban de ingresar triunfantes a La Habana y el tirano Fulgencio Batista, cobarde como todos los tiranos, ha huído. ¡Viva Cuba Libre, viva el Pueblo Cubano!”. Las cien personas que llenaban el recinto, de pie, vivaron y aplaudieron al unísono.
Tras cartón, Palacios cambió el eje de su disertación, Inocultablemente conmovido, habló sobre la libertad y la marcha del socialismo en Latinoamérica, metiendo en la misma bolsa a los “dictadores” Perón, Batista, Somoza, Rojas Pinilla, Odría, Pérez Jiménez, Trujillo y Stroessner. Y con “…la libertad es el bien más preciado de la humanidad…” dio por terminada la jornada, Luego, recibió saludos, dando su mano a cada uno que se acercaba. En el camino, miré a José y casi al unísono dijimos “le pidamos una entrevista” . Avanzamos, intercambiando dudas acerca de la viabilidad de la intención. “Doctor –le dije juntando coraje y estrechando su diestra- nos gustaría hablar con usted”. José Pablo, acudiendo en mi auxilio, añadió: “Somos estudiantes y tenemos inquietudes políticas”. Nos miró a ambos enarcando las cejas, como si evaluara nuestra edad y osadía. “Bien, con todo gusto, Los espero mañana a las 5 para tomar el té. Hablen con Coral, asi les da la dirección” , Llamó a su joven émulo y señalándonos, lo instruyó y nos dejó en sus manos.

1 comentario:

  1. ¡que confusión que tenía Palacios! metía en la misma bolsa a Perón y a Batista, y por carácter transitivo a Fidel y al Che con Rojas y Aramburu. De lo que no quedan dudas es que Hermes Binner es su digno heredero. Tan gorila como Palacios, abjura del "populismo", a quien le atribuye todos los males, y ensalza un republicanismo liberal tan vacío de contenido como funcional al establishment.

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