martes, 12 de junio de 2012

Padre ausente ¿dónde estás?


 Por Liliana Mizrahi
Ustedes ¿cómo están de padre? ¿qué historia tienen con su papá?
¿usted la pensó alguna vez? ¿reeditan a sus padres o lo pueden reparar?
 ¿Feliz día, papá?
“Durante más de 40 años me esforcé para que mi viejo me diera bola. quería que me mire. Se interese en mí. Que me pregunte algo más que cuánto ganaba por semana. O bien, que me cuente  algo de su boliche. Mi padre no me miraba porque no me veía, y yo tenía una dolorosa, muy dolorosa sensación de inexistencia. Me preguntaba por qué, y no lo entendía. El amor estaba sobreentendido: padres e hijos se aman. Es  un mandato implícito. Malentendido. ¿Dónde está escrito eso? En ningún lado, pero todos creíamos que era así, y no, no es así, ni tan así. Fueron fugaces y contados “los momentos” en los que sentí que mi padre me quería. Nunca sentí que me amaba. Su distancia era fenomenal. Estaba en algún lugar inaccesible. Frío y seductor. Me rechazaba. Mi padre: pobre tipo, nunca soltó su frazadita de miseria espiritual. Se auto educó para fuera, para comer bien en la mesa y usar buenos trajes, pero él como hijo abandonado, no conocía el rol de padre. Y no fue creativo con nosotros sus hijos. Reeditó el rol de su padre creyendo que ese era el verdadero y el único. No pudo reparar en nosotros su propio padre ausente. No fue creativo. No fue padre. No fue. Cuando murió me dí cuenta que ese hombre que yo había adorado y deseado en la infancia, se moría y yo, ya no lo amaba.” (testimonio)

Padre ausente es el que no está aunque esté. No está, aunque venga todas las noches. No está ni en las fiestas. No sabe, no responde. No pregunta, ni contesta, no se interesa. No se informa. No se mete. Eyaculó y se fue. Y creyó que tener un hijo es ser padre. Está lejos, aunque esté sentado al lado nuestro. Es nuestro padre porque lo sabemos, pero no porque lo sentimos. 
Esa ausencia, esa lejanía, esa ajenidad, esa distancia afectiva cambia de signo, se transforma en la imaginación del niño y paradojalmente se convierte en lo contrario, en deseo, en más esfuerzo, en amor, en idealización de ese padre que nunca está para nosotras.
El padre ausente, distante, lejano, ajeno, se convierte en el padre idealizado, buenísimo, siempre frustrante sí, entonces… otra vez es más deseado aún,  idealizado, divinizado, mistificado. Ese padre deja huellas dolorosas e imborrables en nuestro psiquismo.

“Los niños nos miran”, decía Jesús.
 Su mirada es despojada, inocenteingenua como la del niño “el rey está desnudo”  Los niños nos ven cómo somos, nos ven como padres y cómo hijos nuestros, y si son inteligentes nos piensan. Nos piensan como padres y cómo hijos. Y su mirada es buena, si estamos en la creencia de aprender de ellos, sin perder la asimetría, esto es la autoridad, la autoría.

Bien diferente es que un padre no esté porque viaja, porque es piloto de avión, embajador, diplomático, vendedor, funcionario en misión sin familia, militar, político, actor de cine, investigador… es un padre que no está por un tiempo, pero está, vuelve y siempre con mucho amor, y hay re encuentro, se resuelve la distancia geográfica, pero no se pierde o bien, crece la cercanía afectiva, y el vínculo se renueva.
Son hijos de padres que viajan y que se compensan con otras figuras paternas, hasta que llega el verdadero padre , ese que nos ama, sin ninguna duda.

Otra cosa, bien distinta es convivir con un padre que no está, aunque esté todo el día. Un padre que es “un señor que vive en esta casa”. Hay padres que son transparentes, casi invisibles de tan silenciosos. Sombras.
Hay padres que imponen distancia con su “cara de culo”, que en realidad quiere decir: papá es un hombre importante, tiene problemas de trabajo, y no está disponible. No molestar. El niño comprende inmediatamente y se aleja.

Padres que están abstraídos en sus problemas que son: “cosas de adultos”. En realidad se trata de varones que no se pueden disociar de su trabajo y además tienen dificultades afectivas. Padres que no saben jugar, no se sientan en el suelo, no se dejan tocar. No saben, no quieren aprender. Están parasitados por cosas que no tienen que ver con el “aquí-ahora-con-mis-hijos. Y si eso se reitera y tiene continuidad en el tiempo, son padres ausentes, rescatables pero ausentes.

Creo que estos inventos comerciales como el Día del Padre merece cierta reflexión:

¿estoy aquí y ahora con mi hija?
¿la toco lo suficiente?
¿le digo que la quiero?
¿se lo hago sentir? ¿se lo pregunto?
¿la consulto?¿escucho y valorizo sus ideas?
¿la estoy acompañando en su infancia, en su adolescencia, en su juventud…?
¿cómo fue mi propio padre conmigo?
¿qué recuerdos tengo?

Tener un hijo no quiere decir ser padre, como comprarse un violín no significa ser violinista.

Todos estos días que la publicidad muestra la felicidad padre-hijo para vendernos de todo, me pregunto:

¿qué se le regala a un padre ausente?
Algo que le permita darse cuenta de su lejanía y su ajenidad: ¿una lupa lo acercará?
Si no nos mira: un catalejo, un microscopio, un largavistas, algo óptico que lo acerque.
Si es un padre con dificultades en el contacto físico, rompa sus propias resistencias y masajéelo en la espalda, vestido.
Si no se atreve a tanto, un par de palmadas en un omóplato.
Si no habla, enseñele cómo escribir mensajes de texto.
Hágale un dibujo infantil, como cuando era chico.
Escriba una carta confesando lo que siente. Como Kafka. O de perdón o de compresión. O de despedida.

El padre ausente es un hombre que no ha tenido un buen padre, no tuvo ese ejemplo y nunca inventó otro, no pudo reparar su condición de hijo porque quizás nunca se la cuestionó.
Su capacidad de amor es limitada, pobre. Si no es capaz de autoeducarse, es irrecuperable y lo mejor es hacer un duelo, o sea, elaborar la pérdida de esas ilusiones infantiles, de la idealizaciónn de un padre que no fue. Duelar es dejar de esforzarse y elaborar la pérdida de la idealización infantil y nuestra orfandad.

A veces, la ausencia está en el diálogo, o en el contacto físico, o en no reconocer los momentos de felicidad y hacerlos durar, o no informarse, no participar e integrarse en la vida de su hijo, no ver su talento.

Hay hijas de padres ausentes irrecuperables, cuyos propios hijas se consiguieron otros padres, figuras paternas más accesibles, más disponibles, más inteligentes, más sensibles.  A los cuales adoptan como padres, concientemente o no.

La relación con el padre varón no es sencilla ni para varones ni mujeres.
La fecha comercial es molesta, banal, convierte en mercancía algo sagrado como es la historia con nuestro padre. Y la gente prefiere creer que con un regalo está todo listo.
En tal caso, yo prefiero detenerme a pensar en mis dos padres varones, el biológico y el adoptivo por elección. A uno lo recuerdo poco y le tengo lástima. Al otro lo amo y lo recuerdo todos los días y sigo aprendiendo de él, aunque ya no esté.

Ustedes ¿cómo están de padre? ¿qué historia tienen con su papá?
¿usted la pensó alguna vez? ¿ reeditan a sus padres o lo pueden reparar?

No se quede encerrado en un Shopping dando vueltas por un regalo que a veces ni es sincero. Siéntese, donde quiera, y piense en ud. y su papá. Suerte.

2 comentarios:

  1. ESTIMADOS HERMANOS:
    Soliciten a la red social del sitio MIFACEPORNO.COM una complacencia parafilica voyeurista masoquista por las secuaces de la masturbacion por restaurarlos castos de las aberraciones sexuales porque tienen esclarecidos los precedentes sexuales de ustedes en la red social y porque tambien alcanzamos a la absolucion demográfica mundial de la delincuencia por mi intercesion politica con la organizacion de las naciones unidas y con la organizacion de los estados americanos segun mi email filosófico denominado DEMOGRAFICA ABSOLUCION MUNDIAL del sitio UN.ORG/ES de la organizacion de las naciones unidas. Tal email tambien resuelve a los precedentes sexuales de los promiscuos sexuales.

    Atentamente:
    Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
    Documento de identificacion personal:
    1999-01058-0101 Guatemala,
    Cédula de Vecindad:
    ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
    Ciudadano de Guatemala de la América Central.

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  2. Liliana muy bueno lo tuyo. Mi paternidad se vio interrumpida cuando me separé. En la Ley Argentina el padre que se divorcia pierde el ejercicio de la patria potestad, los hijos quedan con la madre y los padres pasamos a ser "visitantes". Como yo era un padre muy cercano y cotidiano, esto me destruyó y empecé a cuestionar este "status quo", que las costumbres, la Ley y la "Ciencia" avalaban: "el padre no hace falta, con la madre los hijos tienen suficiente",etc. ¿Cómo podía ser eso? Si veía a mi hija triste y yo estaba devastado. Empecé a estudiar el tema (soy licenciado en Ciencias de la educación) y empecé a cuestionar lo aprendido en las clases de psicología de la facultad acerca del rol meramente simbólico del padre, esa boludez de que el padre sólo existía a travez del discurso de la madre, me fui dando cuenta de que todo ese "discurso" lo único que hacía era justificar que los hombres dejaran a la mujer clavada al moises para seguir ellos viviendo su vida. Mientras realizaba este proceso de cuestionamiento de los grandes maestros, topé con una situación inversa a la mía: un padre separado que no le interesaba mucho el vínculo con sus hijos y que vivía postergando sus visitas, simpre llegaba tarde, no aparecía, los buscaba y lo dejaba en otros parientes. Ese caso me confirmó lo que había comenzado a vislumbrar: la necesidad que los hijos tenían del padre. La tristeza de esos chicos cuando el padre no aparecía, la necesidad de renovar su esperanza de que la próxima vez si viniera, las autoexcusas que se ponían sobre lo ocupado que el padre habría estado,etc. Realmente se veía un trabajo psíquico hercúleo para intentar mantener dentro de ellos mismos la figura paterna. Entonces me lancé de lleno a estudiar el tema de la paternidad, los que se fueron, los que se quedaron, los por qué de unos y otros. Y, cómo vos Liliana decís, vi a muchos que estando, no están. Y que todos aunque no estén están, así sea en el vacío y el daño que deja su ausencia. La Iglesia, el psicoanálisis y en particular la Ley, dejaba fácilmente al padre afuera: los absolvían, dispensaban, LIBERABAN de sus funciones. Error, terrible error que han pagado y pagan millones de niños medios huérfanos a lo largo de la historia y de la geografia. Los resultados de mis estudios e investigaciones los publiqué en 1999 en un libro que ya está agotado, pero que puede ser leído de manera integra y gratuita en Google libros "Ser padres en el tercer milenio" y recientemente Editorial Trillas de México me ha publicado otros dos: "Padre amado o deseado" y "Padres separados, cómo criar juntos a sus hijos", este último teniendo al Prof. Nelson Zicavo como coautor. Parte de nuestros trabajos e investigacioens pueden ser vistas también en www.serpadre.org.ar

    A mi hija mayor finalmente la criamos en lo que ahora se llama "tenencia compartida", en esa época (hace sólo 20 años) se denominaba "régimen amplio de visita" y a mi hijo menor, que ahora cumplió 10, fue "crianza compartida" a pleno y con unos resultados excelentes. Mi mayor orgullo y fuente de energia e inspiración son mis dos hijos, lástima que algunos (creyéndose vivos o priorizando su comodidad) se pierden esta maravillosa viviencia de ser padres. Actaualmente hay un proyecto de reforma del Código Civil argenitno que propicia la crianza compartida de los hijos.
    Liliana gracias por lo tuyo, un abrazo.
    Jorge Luis Ferrari
    www.serpadre.org.ar

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