jueves, 7 de junio de 2012

Quiero ser dueño de un pedacito de YPF


Cómo construir un peso popular
Por Enrique Martinez
 “…Para estar en condiciones de librar la batalla cultural proclamada, el gobierno debería hacer algunas cosas más, que muestren que el escenario efectivamente cambió y por ello deben adaptarse las conductas.
- La primera – aún no mencionada aquí – es frenar la inflación yendo a su causa real y no la sostenida por los economistas tradicionales: el uso de su poder por parte de los formadores de precios. Parece claro que el Gobierno, en todos los sectores donde hay monopolio u oligopolio, que son varios y claves, debe establecer una política mucho más rígida de autorización de precios.
- La segunda, es construir una opción inversora para el ciudadano medio, que a nivel subjetivo le permita percibir que mantendrá de verdad el valor de sus ahorros. Esta opción no es otra que la creación de una Corporación para el Desarrollo Nacional, sociedad por acciones, que pueda ser, a solo título de ejemplo:
- Socia inversora en YPF para sus desarrollos futuros, de segura alta rentabilidad.
- Socia en el Polo Petroquímico de Bahía Blanca para las necesarias ampliaciones de polietileno y polipropileno.
- Socia controlante de una refinería de cobre, licitando la asociación en minoría de una empresa que provea la tecnología y la operación.
- Dueña y operadora de un conjunto de plantas lácteas pequeñas que abastezcan todo el norte argentino, que hoy recibe ese alimento desde centenares de kilómetros.
Menciono estos cuatro ejemplos cuando hay docenas que se pueden listar, para mostrar que esta Corporación debería ser el símbolo – el sinónimo – de la producción industrial, en lo muy grande y en lo pequeño asociado a los consumos locales, que hoy no tiene actores solo por el grado de concentración de la economía, que llega hasta la producción y distribución de alimentos básicos.
Una decisión como la señalada sería – allí si definitivamente – demostrativa de un cambio de escenario, que permitiría inducir la transferencia de los ahorros hacia el capital productivo, con rentas reales positivas. Tal vez alguien que lea esto estará en condiciones de hacer una encuesta entre tenedores minoristas de dólares, preguntando si no quisieran ser dueños de un pedacito de YPF. Sería interesante que conociéramos las respuestas.
Bienvenida la batalla cultural. Para darla en condiciones de ganar, bienvenido el cambio estructural, hacia el peso popular volcado a la producción…”

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