¿"Sociología" del Movimiento Nacional y Popular? Del blog de Martín Caparrós
Por Alejandro Katz.
"…Creo que hay tres tipos de kirchneristas:
–Los Melancólicos: son aquellos que vivieron, en los sesenta y setenta, con la sensación épica de un “sentido de la vida”. Que padecían una mezcla de romanticismo revolucionario y solidaridad adolescente. Que siempre pensaron que aquel fue el mejor momento de sus vidas, y creen que lo fue por los “ideales”, sin darse cuenta de que lo fue porque eran jóvenes, porque en todo fluía un erotismo más bien incumplido, porque luego no pudieron entender que la vida no es una sucesión de escenas revolucionarias sino la administración cuidadosa de la contradictoria complejidad de los afectos, las ideas, las emociones y la sobrevivencia. Estos, en general, no ocupan puestos públicos ni se benefician espuriamente de las decisiones del gobierno, lo cual los condena, por supuesto, a decepcionarse una vez más dentro de un tiempo y así confirmarse en su posición melancólica ante el mundo.
–Los Cínicos: aquellos que hacen suyo un discurso que no solo les fue siempre ajeno sino que les es verdaderamente indiferente. Son quienes, al hablar de las cosas, ignoran que entre los conceptos y el mundo hay una relación, y que cuanto más estrecha sea esa relación las cosas serán –éticamente– mejores. Son aquellos para quienes lo dicho por Feinmann es incomprensible: “Es difícil adherir a un gobierno popular de dos millonarios que hablan de los pobres”. (En realidad, pobre Feinmann: quiso acortar la distancia entre los conceptos y el mundo y así le fue.) Es justamente eso lo que no preocupa a los cínicos: ¿por qué va a ser difícil hablar de los pobres mientras uno se hace millonario? O, incluso, si hablar de los pobres es una forma de hacerse millonario, ¿no es lo mejor hablar –y mucho– de los pobres?
–Los Resentidos: esos son los personajes que en los sesenta y en los setenta no tenían ideales sino ambiciones. Los que querían ganar la guerra revolucionaria para convertirse en la nueva clase dominante. Y que la perdieron. Y quedaron, entonces, frustrados y llenos de rencor. Alguien les birló el negocio, digamos, y se quedó con el aparato del estado para hacerse rico, en lugar de permitir que lo hicieran ellos. Esos, como Kunkel o Conti o como tantos cientos, que solo querían ser “los dueños de la tierra”. Lo intentaron por la vía de la revolución, les fue mal, y ahora están en pleno afán compensatorio. Justicia distributiva, que le llaman a esa forma de hacerse rico con los recursos públicos, mientras se vengan de los que no les permitieron hacerlo antes. Estos, creo, son los peores: los melancólicos provocan una cierta piedad; los cínicos son los oportunistas de siempre; los resentidos están llenos de odio y no sólo quieren acumular poder y riqueza sino también dañar: a quienes los dañaron, a quienes piensan distinto, a quienes actúan guiados por motivaciones menos perversas que las suyas…."
Claro, lástima que se olvidó de catalogar a los que se opusieron al festín caníbal neoliberal, a los que sostienen que es el trabajo lo que permite la recuperación del país, a los que aguantaron a pie firme el intento destituyente de los patrones de estancia, los dueños de multimedios y el Grupo A.
ResponderEliminarTampoco mencionaron a los que, desde distintas vertientes ideológicas, promovieron la Ley de Medios y el Matrimonio Igualitario, a lso que cortaron con el robo de las jubilaciones por parte de las AFJP, y finalmente, a ese 54% de la población del país cuya esperanza, antes perdida, llevó a seguir acompañando este proyecto. Casi me olvido, también, de aquellos que mediante la AUH, ahora pueden mejorar la alimentación de sus hijos, y proveerles acceso a la escuela y a la vacunación.
Saludos