Sin base social no se puede avanzar
RF: Es así. Cristina fue votada por el 55% de la sociedad, en su mayoría trabajadores. Esto implicaría una ruptura entonces entre ese sector, el que participó de la plaza, y el Gobierno. No sé si se puede hacer una transferencia inmediata. De haber elecciones, gran parte de esa plaza seguiría votando por el kirchnerismo. Esto no significa que no haya que tomar con actitud crítica lo que ha sucedido, que haya que festejar con alegría que se rompan los vínculos con un sector sindical no menor y que esa ruptura se haga bastante intempestiva. El gran desafío del kirchnerismo es recrear base social de sustentación, sin la cual no es posible seguir avanzando en la profundización. También esto tiene que ver con una deuda no saldada al interior del campo popular sobre la democratización sindical, que tiene que ver con ciertas lecturas de la propia historia que en cierto momento quisieron bajar la cortina respecto a orígenes, tradiciones, modos de construir organización que hoy se están distanciando de la impronta que le está dando el kirchnerismo a este momento histórico y Moyano en ese sentido se repliega en una interpretación sindical peronista que poco que tiene ver con lo que generó el kirchnerismo.
Continúo las reflexiones del TW. Dejemos lo de Foster, que demuestra un desconocimiento del problema sindical al introducir en la agenda algo tan delicado como la "democratización sindical". Eso no viene al caso, y la experiencia de fractura de la CTA lo demuestra de modo taxativo.
ResponderEliminarEn la práctica, el kirchnerismo en esta etapa repropone una mirada muy laxa de los aspectos territoriales y organizativos inherentes a las fuerzas políticas, un vaciamiento del justicialismo, y apuesta a la fractura de un mundo sindical ya segmentado. Esto paraliza las apuestas estratégicas que podían darse y estaban en curso respecto a la unidad de los sectores bajo convenio con los movimientos sociales como el Evita.
Pero ese es sólo un costado de la que empieza a ser la discusión central de la política argentina, que es el retorno de lo económico. Fracasó el intento de atornillar la puja distribuitiva, el enfoque monetario que pretendía resolver la inflación usando al dólar como ancla resultó en una apreciación que afecta nuestra competitividad, y el Estado, con sus finanzas ya muy comprometidas, no tiene una política clara o viable frente a la recesión que el panorama mundial y las restricciones a las importaciones generan en una industria orientada a las exportaciones, muy perjudicada por la apreciación cambiaria.
Tiene razón en su comentario, los perfectitos de CTA que supuestamente todo lo resuelven con Asambleísmo y "democratización sindical", se mandaron flor de afano en la elección que hicieron (no terminé de entender quien afanó a quien). Yo que tengo mi sangre y corazón con el gobierno, me pregunto sino habrá que hacer como dice Sebastián Llach "una devaluacioncita y le damos para adelante...."
ResponderEliminarYo tampoco entendí quién ganó. Máxime porque en el medio se fue Milagro Sala, con lo cual si se repitiera todo el comicio no sé que pasa. La realidad es la fractura
EliminarEl tema es que una devaluación va a impactar muy negativamente en el esquema inflacionario. Y los mecanismos compensatorios (subsidios, retenciones) están en uso desde la devaluación pasada, sin posibilidad de incremento. No hay solución sencilla del frente financiero si primero no se toma en cuenta el escenario de inflación, que con ser un 20-25% ya es un despelote. Estamos en un escenario de recesión inflacionaria, con alto nivel de gasto, del que no se sale por arriba con keynesianismo normal. Y los fiscos provinciales son una traducción a escala de lo que pasa en Nación. Salir de este pequeño laberinto llevará su tiempo. Saludos,
ResponderEliminarEM
Habrá atravesar esta etapa (pasar el invierno, que feo,,,), pagar las deudas del corralito y los bonos y aguantar solidariamente hasta que aparezcan los dolares de la cosecha guardada en silo bolsa ¿o mandarse una heroica? Disculpa que te moleste y gracias por tú atención, Oscar J. Borrajo
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