martes, 13 de marzo de 2012

Militante de izquierda que adhiere al kirchnerismo pide debate sobre la megaminería.

“Reducir la política nacional a las posibilidades de la oposición es minimizar el problema; para capturar las corrientes subterráneas de esta historia es preciso no despreciar a los humildes. En el ADN del gobierno late esa posibilidad”.

 

Los megadebates de la megaminería. 


Por Jorge Makarz 


“…reconocer que en el centro de los presentes conflictos en torno a la megaminería existe una lógica social de sectores que tienen algo para decir. Los episodios de represión en Andalgalá son una señal de alerta en este sentido. El dato es que existen alrededor de un centenar de asambleas socioambientales distribuidas en diferentes pueblos en los 5.000 km de cordillera del territorio nacional. Lo que se está jugando aquí no es otra cosa que la capacidad política de construir consensos extendidos y densidades sociales para resolver temas nacionales. Como ha señalado Mario Wainfeld en una reciente columna, es central reconsiderar en disputas como éstas que las soluciones -en línea con la tendencia política del gobierno nacional- vienen por el lado de una acentuación de los espacios de participación democrática. Y esto implica, según el caso, tanto reconocer la implicación popular activa en el grueso de los conflictos argentinos, como diseñar, en casos como el de la megaminería, mecanismos particulares (de consulta, referéndums, etc.) sobre la instalación de los emprendimientos. El gobierno nacional se ha caracterizado por no reprimir la protesta social, una de las marcas indelebles de la gestión iniciada por Kirchner en 2003. Esto no evita señalar que la actuación de las policías provinciales, con prácticas arbitrarias y hechos puntuales de represión, sigue estando en debate debido a las grandes resistencias al cambio de sus estructuras. Hechos respecto de los cuales, por supuesto, deben determinarse las responsabilidades que correspondan, pero que se montan sobre realidades en las que, sin dudas, el gobierno puede leer más que impugnaciones equivocadas y aisladas o intentos desestabilizadores. La novedad que sectores nacionales de oposición política tomen banderas (ecológicas, sociales) que nunca agitaron, no deslegitima per se la fuente de los reclamos populares. En otras palabras, los hechos de Famatina, Andalgalá y Chilecito hablan mucho más de una demanda social desatendida que de una agitación política desestabilizadora. Aun cuando esta última quiera asomarse por la ventana.
Una interpretación política del asunto demanda una discusión de lo importante. Y, en este caso, lo importante no es el recurrente oportunismo de la oposición por intentar crear –de la mano de los formatos mediáticos- antagonismos inexistentes. Como ha señalado Alejandro Horowicz en un artículo reciente respecto de los hechos de Once, “reducir la política nacional a las posibilidades de esa oposición es minimizar el problema; para capturar las corrientes subterráneas de esta historia es preciso no despreciar a los humildes. En el ADN del gobierno late esa posibilidad”.
Más allá que estos sectores busquen instrumentar estas demandas, la falta de abordaje y discusión integral de la cuestión de la megaminería (o la falta de una demostración hacia un incipiente debate) beneficia, en última instancia, a que estas fuerzas oportunistas encuentren la posibilidad de encontrar apoyos en el campo popular, cuya gran mayoría, como sabemos, viene respaldando las políticas transformadoras del gobierno nacional. Que la agenda pública esté atravesada en estas semanas por otros temas, no nos imposibilita reconocer que la de la megaminería se trata de una controversia abierta y, como tal, necesita seguir sujeta al debate político….”

5 comentarios:

  1. Que alguien tenga algo que decir, no implica que tenga el gobierno de turno que hacerse cargo de eso. Para eso es necesario tener en cuenta, entre otras cosas, la veracidad de lo reclamado.

    Si viene un grupo a cortar una ruta y a hacer manifestaciones porque "la solapa viene a la siesta a llevarse a los chicos" (mito en el que, ya sea por ignorancia o por conveniencia para evitar que los chicos jueguen fuera de la casa, durante muchisimo tiempo se creyo y en algunos lugares todavia se cree en nuestro pais), por ejemplo, nadie en su sano juicio se pondria a exigirle al gobierno que abra un canal de dialogo para "discutir la problematica de la solapa", y saque una ley para "prohibir el accionar antisocial de la solapa".

    Bueno, exactamente lo mismo vale para los demas delirios alucinatorios basados en el temor irracional sembrado a base de mentiras.
    El enfoque correcto es desmentir las mentiras, desenmascarar a los mentirosos, desmitificar, y eliminar el miedo irracional. Para lo cual lo primero es dejar de darle tanta difusion a los mentirosos.

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  2. Desmentir las mentiras, desenmascarar a los mentirosos, desmitificar, etc.Te referís a los portavoces de las multinacionales mineras?

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  3. No, a los que sin la menor evidencia concreta anuncian catastrofes y convencen al vecino que se va a morir de cancer de huevos si tan sólo se atreve a respirar cerca de una minera. Igualito que los que popalan el mito de la solapa.

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  4. Leandro: lamento tu inocencia. Una vez que una mentira se instala, no hay forma de eliminarla. O capaz que soy pesimista.

    Anécdota al paso: ayer en Facebook había uno que había publicado una foto (muy probablemente trucada) en la que "aparecía" una imagen de la Virgen entre medio de unas nubes. Alguno comentó que quizás fuera trucada. La gran mayoría de las personas, en sus comentarios, se ofendió. Y los más "contemporizadores" decían que no importaba si era o no un truco, lo importante era el mensaje que nos quería dar la Virgen (????) y que había que tener fe. Contra ese tipo de pensamiento me parece que no hay posibilidad de desmentir nada.

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  5. Además ya estás viendo los términos del debate: cualquier cosa que se diga a favor de la minería no tiene nada que ver con la física, la química, la biología, etc. No: son mentiras de las mineras.

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