Por Ezequiel Adamovsky
“…Perón canalizó un orgullo plebeyo que estaba invisibilizado o aplastado; y también generó un rechazo no sólo de parte de las clases más altas sino incluso de clases medias y medias bajas que estaban acostumbradas a pensar la carrera del ascenso social asociada al esfuerzo individual, el ahorro, la educación y el trabajo paciente. De pronto el peronismo habilitó canales de progreso que tenían que ver con las reivindicaciones colectivas y el apoyo del Estado antes que con una aventura personal. El estilo político de Perón fue generando rechazos en varios sectores de la sociedad. Y en 1945 se armó una coalición social de rechazo a Perón. La Unión Democrática unificó por primera vez el sector social alto y el medio, bajo la hegemonía del alto. La identidad de clase media surgió en verdad no en el 45 sino después del 46, en el momento en que se descubrió que ya no era posible seguir concibiendo al pueblo de manera unificada. Ya no se podía hablar en abstracto del pueblo y se hizo carne la identidad de clase media como una forma de reclamar por una porción del pueblo que no era el pueblo peronista y que tenía intereses legítimos. Esa porción de pueblo reclamaba para sí todo lo ligado al civismo, el orgullo republicano, la decencia, la racionalidad política. Entonces el pueblo se partió en dos: los descamisados y la clase media argentina, que entonces se empieza a llamar así. Desde ese momento se volvió un lugar común que la clase media es antiperonista por definición, a pesar de que muchos de sus miembros apoyaron a Perón…”
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