
Polémica
Por Pablo Caruso
A la decisión del gobierno de trabajar en conjunto con el Fondo Monetario Internacional para elaborar un índice de precios nacionales le falta calidad de comunicación.
Esta nota podría haber esperado unos días más para escuchar las aclaraciones y desarrollos extendidos de sus razones, pero el peso simbólico y por ende político del sujeto en cuestión, el FMI, requería algo más vasto, contundente y compacto, sin espacio para malas interpretaciones.
El ministro de economía en cambio dio una conferencia de prensa escueta, un tanto vaga, que deja picando al fútbol de los caníbales una pelota al borde del área. Centro, y el arquero queda parado cuando debió haber salido con energía y rodilla en alto. La pelota todavía no bajó, no se sabe si habrá peligro de gol, pero la hinchada abre grandes los ojos y pausa el aliento.
No se discute por ahora la decisión, tal vez estratégicamente funcional a nuestras relaciones exteriores, pero hay una contradicción entre técnica y política que para un gobierno muy buen entendedor y respetuoso del valor de lo discursivo, es grave.
Dice Boudou en entrevista a Página12, después de repetir compulsivamente que no nos hemos bajado los pantalones ante el Fondo: “El FMI tiene dos facetas, una técnica y otra de políticas. Desde el punto de vista técnico consideramos que son los más adecuados para avanzar en esto. Es sólo una asistencia técnica”.
Y agrega: “Nuestra posición respecto de las políticas del FMI no cambiaron ni un centímetro; son las que llevaron al país por los peores caminos”.
Haría falta una charla, al menos breve, entre el ministro de economía y el jefe de la bancada oficialista en diputados, el brillante cuadro político Agustín Rossi.
Dijo el diputado también ayer, mientras avanzaba la oposición A, desesperada y torpe como siempre, con la intervención al INDEC: “La oposición buscó durante todo el año parlamentario cercenar las atribuciones del Gobierno para condicionarlo, y ahora le quitan una herramienta de la construcción económica como son las estadísticas estatales”.
Como sabemos, porque nos lo recordó magistralmente el proyecto oficialista, la economía es, ante todo, política. Y por los políticos elegidos por el pueblo debe ser conducida. Es una herramienta de la política, necesita ser operada en función de un proyecto de país. No existe tal diferencia entre técnica y política. La técnica es siempre política, y como tal debe ser explicada. Cavallo es un técnico, y que alguien se anime a decir que fue el político más determinante del menemismo.
Volvamos al punto FMI. Es atribución del gobierno establecer las relaciones del Estado con los organismos financieros internacionales, y es dable creer que alguna buena razón debe haber para que se retroceda, al menos en términos discursivos y políticos, en la relación con una institución que se ha despreciado con toda razón. Por suerte, otro logro de tantos del proceso político, nadie es ajeno a la incidencia del Fondo en las tragedias de nuestro país y la región. Por eso, esta decisión necesita más explicación, incluso y tal vez exagerando, cadena nacional. Necesitamos discurso, palabra política reluciente que nos ayude a apoyar una decisión técnica que tiene que ser mensurada políticamente.
El arquero se quedó en el centro, viene llovida y parece larga. Pero todavía no entra en cámara si algún wing llega por el fondo para el frentazo. La gente, fervorosa y puro aliento, duda en pausa de interrogación. “Que sea una jugada preparada, por Dios”.