CRECIMIENTO A TASAS CHINAS / EL INGRESO DE LOS JÓVENES A LA ACTIVIDAD POLÍTICA / EL ÚLTIMO EPISODIO FERROVIARIO MUESTRA HASTA QUÉ PUNTO EL PASADO FORMA PARTE, TODAVÍA, DEL PRESENTE / LAS CLASES DOMINADAS TIENEN QUE SER CAPACES DE IMPONER UN NUEVO PROGRAMA SUDAMERICANO
Por Alejandro Horowicz
“…Es evidente que en el pasado reciente las palabras no decían nada. Las famosas erratas y furcios de Menem eran proverbiales. Todos podían reírse, incluido el propio Menem, porque sabían que no tenía ninguna importancia si el discurso se daba en Santiago del Estero, en Chaco, en Capital o en cualquier lugar de este planeta. En la actualidad, del relato del Tren Bala fuimos a parar al relato en el andén de Once. Estas son las rémoras del pasado de las que hay que hacerse cargo en el presente. En el 2003 no había modo de evitar que esto fuera así. Hoy, en cambio, era imperativo evitar un hecho como el de Once, porque ni siquiera se trata de una falta de asignación de recursos. El sistema ferroviario recibió 1500 millones de dólares, aproximadamente, para reequiparse y esto no fue realizado. En consecuencia, uno se da cuenta que con el personal que actuó políticamente en la etapa previa, sin ninguna clase de reelaboración política pública, en donde en rigor todo se fue haciendo saltando baches y evitando el próximo pozo; lograron salir del fondo del pozo en condiciones facilitadas por un mercado mundial con buenos precios para los commodities. Ni solo es viento de cola, ni sin el viento de cola hubiera sido posible sostener la fuga de capitales que se sostuvo en este período, sumado a la acumulación de divisas que se efectuó en este mismo lapso y a la inversión imprescindible. En última instancia, hay que tener en cuenta la inversión pública y privada que permitió que desde un estado de cosas terrible -de un nivel de desinversión fenomenal- se lograra, en esta última década, con bastante eficacia, un crecimiento a tasas chinas. De todos modos, esto no es un programa político, esto es simplemente salir del fondo del pozo.
El Gobierno Nacional no puede, por si solo, construir un nuevo programa del bloque de clases dominantes. Las clases dominantes tienen algo que decir en esto y, a su vez, las clases dominadas tienen que ser capaces de imponer un nuevo programa sudamericano. Pero ninguna de estas dos cosas sucedieron: ni el bloque de clases dominantes construyó un programa alternativo propio -simplemente viaja a remolque de lo que sucede-, ni el bloque de clases dominadas hizo un balance propio con una dirección de otra característica.
Las tres banderas del justicialismo: independencia económica, soberanía política y justicia social deben ser repensadas en estas condiciones sudamericanas. Esto es lo más elemental que puede hacer una organización política en estas circunstancias. El Partido Justicialista no es otra cosa que un sistema de reparto de canonjías en función de organizaciones de control territorial. La idea de que se puede organizar la política en estos términos es una idea catastrófica, por ese motivo Néstor Kirchner se planteó en un principio una transversalidad cuya dinámica, o no fue capaz de impulsar, o la sociedad no fue capaz de sostener. Pero lo cierto es que no existió y los instrumentos con los que se hace política son los que la sociedad provee. Hasta el momento otros no hay, y no creo que los haya tan fácil y rápidamente.
La novedad del último período es el ingreso de los jóvenes a la actividad política. Esto está estrechamente vinculado a esta capacidad de reestablecer la punición y el imperio de la ley y el derecho, un orden jurídico real que no era ese orden mudo por el cual un hombre que usaba chaquetilla, si estaba violando, estaba haciendo una tarea de salvataje de la patria y un señor miserable que robaba un pasacassettes era un peligroso delincuente que ponía nuestra seguridad en peligro. Esta lógica de la guerra social todavía no concluyó y no concluirá hasta tanto no haya un nuevo horizonte colectivo. El último episodio ferroviario muestra hasta qué punto el pasado forma parte, todavía, del presente y cómo este gobierno no se termina de hacer cargo de esta nueva situación.
“…cuando los clientes del Ferrocarril Roca queman un vagón o arrasan una boletería están haciendo un acto político porque surge de mirar simplemente cómo es el vagón en el que viajan, cómo es la condición y comparar eso con el ramal que circula por Olivos, La Lucila, San Fernando y Tigre. Esto permite comprender cómo, cuando hay voluntad política, el espacio público tiene una calidad y cuando no la hay, tiene otra. Se entiende cómo en un caso se está dando el dinero para, supuestamente, la inversión ferroviaria al bolsillo del transportista y, en el otro caso, se plantea otra situación que se ejecuta de otro modo. Queda claro que con los que tienen automóviles, cuando no viajan en ellos, tienen otro mix posible para su propio viaje. En el otro caso no ocurre lo mismo y eso es política de clase, sin ninguna duda…”
Buenísimo que siga hablando así se lleva puesta a Kretina Vda de KKs , si hubiera dicho "quedo a disposición de la justicia y de todo el periodismo Nacional y extranjero , esa es mi defensa" el tipito se ganaba el aplauso de los monitos aplaudidores... pero no segui...segui Bolodou
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con lo que dice el periodista por una cuestión de causa inicial fundante de todo lo posterior ; Horowicz escribía para el proyecto periodístico de Massera ( diario Convicción ) este tipo no puede ni debe darnos clases a los peronistas de como se construye , consolida y administra poder popular . Un saludo TOMÁS GIGLI .
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