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lunes, 6 de agosto de 2012

Para entrar a la iglesia: poniendo estaba la gansa

Por Julio Rudman

Si algo no tiene el anarcocapitalismo financiero, como lo calificó Cristina con su habitual brillo, es espíritu santo, precisamente. Esos pastores no cuidan a sus ovejas, sino a la lana que le sacan a mansalva.



La encontrás en www.puedecolaborar.com.ar

lunes, 11 de junio de 2012

¿De qué se preocupa la Iglesia?


Eduardo de la Serna : “el único que habló bien de la Iglesia en estos últimos cinco años fue Videla”
Por Silvia Valerga
    El sacerdote tercermundista Eduardo de la Serna  destacó al  padre Carlos Mujica  como el cura que puso en práctica, mediante su obra, el mensaje de la Teología de la Liberación, durante una conferencia organizada en la Parroquia Santa Cruz, lugar histórico de los derechos humanos.  
   Cuando desde el público, que desbordó el salón principal, le preguntaron por la actual situación del clero, De la Serna respondió que “hay muchos curas que hacen suya la causa de los pobres”. Pero aclaró que le preocupan los sacerdotes jóvenes  quienes “en su mayoría  quieren poder” - y agregó que-  “el cura que usa cuellito es el que quiere ser obispo”. 
   “Nosotros en Quilmes tenemos la zona liberada –bromeó De la Serna-  porque desde  Monseñor Novak  en adelante, los curas  hicimos la opción de los pobres” y agregó que siempre recomienda a los fieles para que concurran a la Iglesia de la Santa Cruz por el “compromiso que sostiene a lo largo de toda nuestra historia con los derechos humanos”.
    También le preguntaron a De la Serna por la complicidad de la jerarquía católica con la dictadura y respondió que no le preocupa tanto que los obispos supieran lo que  pasaba, “lo que más me preocupa –dijo- es que el único que habló bien de la Iglesia en estos últimos cinco años fue Videla”.
   “Nos duele saber que los obispos no trataron de averiguar y se callaron el asesinato de los sacerdotes, al tiempo que jugaban al poker en Olivos”, agregó.
   Para referirse al Vaticano dijo que “están más interesados en lo eclesial y no en Cristo. Los obispos hablan más de los homosexuales y del aborto que del Evangelio y  en el Estado Vaticano ahora están abocados a su problema de finanzas, culpando como siempre al mayordomo del Papa”.
   De la Serna habló de Juana de Arco como la precursora de la Teología de la Liberación, porque “era mujer, joven, pobre y la mató la institución  porque ella puso a Jesús antes que a la Iglesia”.
   El sacerdote recordó al Documento de Medellín, de 1968, como el punto de partida de la Teología de la Liberación y en nuestro país el Documento Episcopal de San Miguel, de 1969, durante el papado de Pablo VI, quien llevó a la práctica el Concilio Vaticano II, anunciado por el Papa Juan XXIII  en 1959.   
   “Carlos Mujica no era un teólogo, escribió de manera desordenada, sin método, pero el mensaje de la Teología de la Liberación quedó plasmado en su obra Peronismo y Cristianismo”, explicó De la Serna.
   “Pensar en la Teología de la Liberación desde los libros no sirve porque cada sociedad tiene diferentes situaciones sociales. Carlos siempre consultaba cada cosa que hacía. Consultó con los villeros antes de renunciar al Ministerio de Acción Social, hecho que le costó la vida, porque Mujica se dejó convertir por el pobre y así crea la Teología de la Liberación en este territorio”, recordó De la Serna quien en los años 70 conoció a Mujica  por su trabajo en las villas.
   El encuentro tuvo lugar en el marco de un debate sobre inclusión y pobreza, organizado por  el Área Política y Grupo en Memoria del Pueblo de la  Parroquia Santa Cruz, que se realizó el viernes 8 de junio a las 18 horas, en la sede parroquial de Estados Unidos 3150, lugar donde el 8 de Diciembre de 1977 se llevaron, para hacerlos desaparecer, a doce personas, entre las que se encontraban madres de desaparecidos y dos monjas francesas. Los cuatro cuerpos que se encontraron fueron enterrados en el Solar de la Memoria que está ubicado en el jardín de la iglesia.  

sábado, 25 de junio de 2011

Clelia y Jerónimo: ¿Yo me quiero casar y usted?


SU VIUDA PRESENTÓ EN ROMA AUTOBIOGRAFIA POSTUMA DEL OBISPO JERÓNIMO PODESTA
Clelia Luro: “cuánto me gustaría verle la cara al Papa Ratzinger cuando se entere que estoy en Roma presentando el libro del único obispo casado de la Iglesia Católica”

sábado, 5 de febrero de 2011

¿Defiende la vida o la muerte?

LA IGLESIA CATÓLICA NO AMA A LAS MUJERES, NI A LOS NIÑOS, NI A LOS JÓVENES.

por Liliana Mizrahi



La Iglesia Católica proclama defender la vida, y en la realidad, la ataca. Habla sí, de defender el “nonato”, defenderlo hasta el límite de la muerte de la propia madre, sin importarle que otros hijos de esa madre queden huérfanos.

Me refiero al caso de Ana María Acevedo, embarazada y enferma de cáncer, se le impidió hacer un aborto no-punible y murieron ambos, madre y feto, quedó huérfana una niñita de 3 años.

¿Esto es defender la vida?

A la Iglesia Católica no le interesa la realidad, ni la verdad, ni los hechos, no escucha, le interesa el dogma.

No sabe que hay 500 000 mujeres que abortan por año y desacatan la Iglesia.

No le interesa aportar nada útil para la salud, y la educación reproductiva, de jóvenes, mujeres y varones.
No le interesa hacer prevención y disminuir los riesgos de muerte real que corren las mujeres que necesitan interrumpir sus embarazos accidentales y problemáticos.

Y si lo hacen, si interrumpen su embarazo, es en el peligro de la clandestinidad y sin recursos sanitarios, las más pobres.

La Iglesia Católica, se encarga activamente de formar y capacitar  personas preparadas, "bioéticamente", para enfrentar, con la violencia propia de la autoridad patriarcal, y el desdén de la misoginia, la dramática realidad de las mujeres más vulnerables.

La Iglesia Católica dice defender la vida. Mentira. No cuida a los niños que nacieron, crecieron y están a su cuidado. Los viola salvajemente, durante años.

La Iglesia cómplice, cobija a sus frailes pedófilos, que continúan libres por la vida, e impunes, en tanto no cumplen sus condenas (me refiero al cura Grassi, por ejemplo).

Los niños violados, son niños asesinados en vida.

La Iglesia Católica se opone a que los jóvenes reciban educación sexual. Se opone a que aprendan qué es la sexualidad, y se formen en vínculos con médicos/as, enfermeras/os, consejeros/as psicológicos, abogados.

Se trata de aprender, ayudar y acompañar a los/las jóvenes.

La Iglesia no lo entiende así. No hace prevención, ni educa. Sólo prohibe, criminaliza y condena.

La iglesia Católica lee la realidad humana actual a su dogmático y prejuicioso antojo: prepara profesionales para que defiendan la continuidad de la penalización, criminalización y culpabilización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Refuerza e impone sus prohibiciones, incrementa la culpa, el miedo y la exclusión.

La conducta religiosa es oscura, parece una acción de guerra contra los pobres.

El estado real actual de la ética católica, en instituciones religiosas y colegios, lleva el nombre de “culpa y vergüenza”.

La Iglesia Católica no ama los niños. Jesús sí, los amaba.

A esta inmensa y mundial corporación religiosa no le importan los niños, saben que los pueden usar como juguetes sexuales humanos, sin castigo. Lo sabemos a través de miles de niños, (en todo el mundo), abusados sexualmente, y violados por sacerdotes. Los mismos sacerdotes que dicen defender la vida (del nonato), asesinan niños violándolos. La muerte no es sólo biológica.

La Iglesia no evalúa ni tiene en cuenta el daño moral, psicológico y mental que significa para un niño ser abusado sexualmente y amenazado.

La Iglesia no evalúa el daño mental y emocional, que es para una mujer interrumpir voluntariamente un embarazo no deseado, que está criminalizado y condenado.

La Iglesia Católica es, y ha sido, cómplice de guerras, dictaduras, genocidios, matanzas, negociados, mentiras, fraudes, golpes.

Veo la defensa del dogma como posición de poder. No veo la defensa de la vida real.

A la Iglesia no le importan los niños, ni los adolescentes, ni las mujeres.  

No abre sus puertas ni extiende su mano, para prepararlos para una sexualidad responsable. Los abandonan y los enferma, literalmente.

La peor enfermedad es la ignorancia

Infectan sus inmaduras cabezas con mentiras acerca de los profilácticos, les dicen que no sirven para protegerse del SIDA. No les permite su uso y pretenden domesticarlos.

Los exponen al peligro y los enferman.

Esto es violencia contra la vida de los jóvenes.

A la Iglesia no le importa el nonato, le importa “el poder”, la dominación, el control sobre las cabezas y conductas de los otros, sobre el cuerpo de las mujeres y su capacidad reproductora, sobre el cuerpo y la cabeza de los niños y jóvenes.

La Iglesia Católica jibariza. Tanto dogma viejo y peligroso.

¡La defensa de la vida comienza a hacerse ya!, ahora, con los que ya nacieron y viven, y crecen.

La Iglesia Católica debería acercarse a la experiencia real del ser humano, y a la ciencia.
Y desde ahí, dedicarse al estudio de los conflictos y complejos inducidos por tantas prohibiciones y castigos.

Los llamados “pecados” del catolicismo arruinan cabezas.

El mundo ha cambiado y la Iglesia no. El mundo ha cambiado y supone una actitud crítica. Han cambiado los géneros, las especies y los moldes, pero la Iglesia no cambia, su pensamiento no evoluciona con la época. No es contemporánea.

No podemos seguir pensando en categorías estáticas, la Iglesia Católica declina.

La Iglesia Católica no ama, ni a las mujeres, ni a los niños ni a los jóvenes ni a los pobres.

¿La Iglesia Católica es responsable?


martes, 13 de julio de 2010

Yo me quiero casar, y ¿usted?




Matrimonio homosexual: un reclamo simple y justo

Por Damián Hoffman


Que una institución haya sido siempre de una manera, no quiere decir que deba permanecer intacta en el futuro. Hasta que el voto femenino no fue aprobado, no se imaginaba a las mujeres sufragando. Hasta que en Sudáfrica no finalizó el Apartheid, no era pensable en ese país una convivencia pacífica y corriente entre negros y blancos.


Muchos otros de los argumentos que se levantan terminan ayudando a la causa. Se han escuchado ponentes que han dicho, literalmente, barbaridades como estas: “el estómago humano no está apto para permitir la entrada de semen”, “el día en que el hombre pueda amamantar, legalizaremos esta ley”, “los homosexuales son 30 veces más violentos y drogadictos” y “culpa de estos proyectos, suceden catástrofes como las de Haití o Chile”. O, pero aún, que un hombre podrá casarse con un animal; una comparación denigrante y sin sentido: ¿alguna vez un perro podría dar consentimiento explícito en la ceremonia?

En parte, la culpa de estos comentarios retrógrados no es de esas personas, sino de las construcciones sociales de las que estuvieron rodeados diariamente. Por ejemplo, las religiones, que condenan en gran parte a esta actitud sexual diferente a la mayoritaria, influyen fuertemente en esas mentalidades, con la facilidad presentada en Argentina, un país laico sólo en teoría. Justamente el matrimonio civil es civil, porque no tiene nada que ver con lo espiritual. Lamentablemente, comparte el mismo nombre con el sacramento. Y en el caso puntual de la Iglesia Católica, recicla los mismos fundamentos usado contra el divorcio, los casamientos interraciales y civiles. “La familia se va a terminar”, fue su predicción cíclica, nunca cumplida.

Quizás el costado más vulnerable del debate sea el de la adopción. Los militantes a favor tienen numerosos informes de los institutos psicológicos y psiquiátricos más representativos que respaldan su postura, mientras que los opositores poseen otros artículos, comúnmente de asociaciones evangélicas o católicas, que demuestran lo contrario. Más allá de quién tiene razón sobre el bienestar de un niño criado por dos mamás o dos papás, lo concreto es que hay una realidad: las familias homoparentales existen, y son varias. Muchas lesbianas acuden a la inseminación artificial y a la donación de esperma y se convierten en madres. Y los hombres gays adoptan como solteros. Pero solamente la mujer que dio a luz y uno de los padres adoptivos tienen la tutela del chico. El otro no tiene ningún derecho sobre el infante, ni este tiene protección legal. Esto afecta desde la obra social hasta problemas burocráticos en la escuela.


La unión civil es una alternativa que reflotó durante estas últimas semanas. Provee la mayoría de los derechos del matrimonio, salvo cuestiones hereditarias y la patria potestad de los hijos. El error de esta opción es que es una suerte de discriminación. Los derechos son más importantes que los nombres, pero sin los mismos nombres no hay igualdad de derecho. En todo caso, ¿acaso la diversidad no enriquece? El lema de la campaña a favor es “El mismo amor, los mismos derechos, con los mismos nombres”. Las relaciones, más allá del género de la pareja, son iguales. ¿Por qué separarlas entonces?

Muchas situaciones que uno no entiende se solucionan al ponerse en el lugar de otro. Con respecto al plebiscito, que consultaría a millones sobre los derechos de una minoría, por lo que basta imaginarse a uno mismo tocando las puertas de cada hogar de cada provincia, de cada departamento, de cada ciudad, de cada pueblo, preguntando si se puede casar con María, con Julia, con Romina. No es justo.

Por más arriesgada que sea esta conclusión, la cuestión de fondo es, entonces, la homofobia. O la cínica doble moral. El problema central no es si los gays deben o no casarse, o si deben o no adoptar. El problema central es si los que ellos consideran “desviados” deben ser igual que uno ante la ley, si “desviados” deben o no adoptar niños, de los que temen que salgan también “desviados”, contra todos los informes hechos. No hay pilar argumentativo que respalde su posición.

El debate en el Senado se vaticina complicado. En veinte años será imposible entender cómo dos personas del mismo sexo no podían casarse, por lo que oponerse no sirve como estrategia política, más aún teniendo en cuenta que las encuestas dicen que cerca del 60% del país está a favor. Y Argentina agregaría prestigio a su reciente política de derechos humanos, convirtiéndose en el décimo país en legalizar estas uniones y el primero en hacerlo en América Latina.

Si no sale la ley este miércoles, la Corte Suprema de Justicia fallará próximamente, como anticipó Tiempo Argentino, a favor de dos recursos de amparos, lo que presentará una jurisprudencia inmensa. Entonces, toda pareja homosexual que se presente ante un juez, podrá a la larga casarse. Siempre que pueda pagar un abogado y soportar el tedioso y humillante proceso. Por lo tanto, y como siempre sucede, los más damnificados serán nuevamente los pobres.

Recomiendo leer este artículo de Bruno Bimbi.