Retirar nuestras tropas y reanudar las negociaciones / Ni un solo peso arrebatado a los hospitales que vaya a solventar esta aventura guerrerista / Ni una sola gota de sangre
Por Carlos Alberto Brocato*

“…La posesión de las islas Malvinas por Inglaterra constituye un acto de usurpación colonial. Esto no admite para nosotros debate. Ahora bien, fundada en esto, la recuperación armada de tales islas está justificada. Así reza la propaganda castrense y el coro civil que le hace eco. El espectáculo tiene, no vaya a creerse, su gracia: figurones consuetudinariamente proimperialistas, empleados de todo pelaje de los intereses multinacionales que nos expolian, uniformados sumisos a las órdenes pentagonales y con intensiones actuales de rematar todo nuestro subsuelo (proyecto Alemann) recitan, aquí y allá, su tirada “anticolonialista”. Se les adivina el rictus de fastidio: la palabreja les repugna en el fondo de sus corazones. Pero qué vamos a hacerle: ¡el momento lo exige, están en juego los intereses sagrados de la Patria…!
Tres ejemplos, claros, entre otros, pueden suministrarse de esta distinta forma de dominación colonial: la base inglesa de Gibraltar en España, la base norteamericana de Guantánamo en Cuba, la base inglesa que el imperio británico proyectó instalar en las Malvinas y que por diversas razones, entre ellas la propia decadencia del imperio, no se llegó a concretar. Las diferencias entre esta forma de coloniaje y aquélla son trasparentes: esta dominación territorial no afectó la soberanía de estos tres pueblos ni los despojó de su destino. Aun con la usurpación territorial de Gibraltar, España sostuvo monarquías, se dio la república, se enfrentó en guerra civil, soportó el franquismo, recuperó la democracia. Aun con la usurpación territorial de Guantánamo, el pueblo cubano derrocó a Batista e instauró una sociedad de nuevo tipo. Aun con la usurpación territorial de las Malvinas, el pueblo argentino dirigió como quiso y como pudo su destino. Lo mismo puede decirse en el plan económico y cultural. Ninguno de los tres pueblos puede achacar sus vicios y sus virtudes a la influencia de estas usurpaciones territoriales. ¿Cómo entonces aceptar la vocinglería “anticolonialista” que pretende identificar nuestra situación con la del sometimiento colonial de, por ejemplo, la India por Inglaterra, o la del Congo por Bélgica, o la de Argelia por Francia?
La usurpación territorial de las islas Malvinas por Inglaterra configura una forma de dominación colonial. Por ello no debemos renunciar jamás a nuestro derecho sobre ellas y debemos continuar reclamándolas. Pero por el carácter de esa dominación, por la forma de que ella está revestida, que hemos mostrado con bastante claridad, ninguna aventura belicista está justificada para nuestro pueblo. Es el costo humano-social de la recuperación armada lo que hace a ésta absurda, criminal, contra toda razón valedera de nuestro pueblo. Ni el pueblo cubano ni el español son menos “patriotas” ni “anticolonialistas” que nosotros porque no se lanzan a reconquistar por la fuerza las usurpaciones territoriales que padecen. De los tres casos, el nuestro era el menos grave, hasta innocuo –salvo para el Honor Nacional– comparado con los otros dos –y con los tremendos problemas irresueltos que acosan a nuestra sociedad–. Y aquí, precisamente aquí, estalló esta comedia trágica que sacrifica vidas humanas y saquea nuestra quebrada economía. Para hacerla más estúpida todavía.
Nosotros decimos simplemente: paz. Ni una sola gota de sangre argentina por la recuperación bélica de esas islas legítimamente nuestras. Ni un solo peso arrebatado a los hospitales y escuelas argentinos que vaya a solventar esta aventura guerrerista. Ni una sola moneda más para la guerra, las fuerzas de represión o la expansión castrense sobre la sociedad civil. Retiro de nuestras tropas y reanudación de las negociaciones…”